Con la incertidumbre que rodea al futuro de las pensiones públicas, cada vez se hace más acuciante contar con un plan de pensiones que nos asegure un nivel de vida durante la jubilación. Aunque éste es el principal motivo, estos productos de ahorro también amparan al asegurado cuando se encuentra en otras circunstancias excepcionales, como pueden ser incapacidad, dependencia, enfermedad grave o desempleo de larga duración.
Según los expertos, el mejor momento para contratar un plan de pensiones es cuando se comienza a trabajar y a percibir unos ingresos estables. En teoría, si se comienza a ahorrar de cara a la jubilación a una edad temprana, el esfuerzo que se debe realizar a lo largo de toda la vida laboral es menor y además, se podrá disponer de más dinero gracias a los años que se haya estado ahorrando y a la rentabilidad que haya ido generando el capital. Sin embargo, la edad media en la que se comienza a pensar en la jubilación ronda los 40 años.
Ventajas de abrir un plan de pensiones a final de año
En el caso de llevar desde principios de año dándole vueltas a la idea de suscribir un plan de pensiones y esperar hasta el último momento para hacerlo puede reportar ciertos beneficios fiscales cuando se presente la declaración de la renta al año siguiente.
No obstante, hay que tener en cuenta que existe una cantidad máxima hasta la que se puede deducir y que se establece en 8.000 euros al año o el 30% de los rendimientos netos del trabajo y/o actividades económicas. Por ello, al esperar hasta final de año para abrir un plan de pensiones y realizar una aportación única, se deben hacer cálculos para no sobrepasar este límite de dinero y poder obtener la mayor deducción fiscal.
Del mismo modo, también se puede hablar de la práctica por la que se decantan muchos usuarios que tienen contratado un plan de pensiones y que consiste en realizar todas las aportaciones en los últimos meses del año. El hecho de destinar una cantidad periódica o puntual al ahorro dependerá de las circunstancias y de la planificación económica de cada persona.
En cualquier caso, los planes de pensiones presentan un interesante instrumento de ahorro con una fiscalidad sumamente ventajosa. Por ello, antes de que termine el año si aún no dispones de un producto de ahorro o si no has realizado ninguna aportación, conviene aprovechar los últimos días para poder obtener una mayor deducción en la próxima declaración de la renta.
A la hora de gestionar un plan de pensiones hay que saber también que en el momento en el que se rescate el capital, será necesario hacer frente a una fiscalidad por haber obtenido dicho dinero. Este cobro se considera como rendimiento del trabajo y se debe pagar a Hacienda un porcentaje determinado. De forma excepcional, las participaciones anteriores al 31 de diciembre de 2006 cuentan con una deducción del 40% siempre que se rescaten en forma de capital.
Antes de realizar el rescate del plan de pensiones, es importante valorar cuál es la mejor forma y momento de hacerlo para que el ahorro fiscal que se haya disfrutado durante los años previos no haya servido de nada. Una de las mejores opciones consiste en rescatar el capital ahorrado en rentas periódicas, de tal forma que el dinero obtenido a final de año no suponga un incremento del IRPF.