El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que afecta al sistema nervioso central en la zona que controla el movimiento, el tono muscular y la actividad. Se trata del segundo trastorno neurodegenerativo, con mayor prevalencia en España y en el mundo se calcula que existen más de 6,3 millones de afectados. Conocer las claves para detectar el Parkinson puede ser fundamental para lograr un diagnóstico precoz de la enfermedad.
De las claves para detectar el Parkinson, probablemente los temblores sean el síntoma más conocido y popular, el 70 por ciento de los pacientes presentan este síntoma. Sin embargo, los médicos especialistas recuerdan que existen otras muchas enfermedades que causan temblores, por lo que sufrir temblores no se convierte por sí mismo y de forma aislada, en una prueba irrefutable de que se sufre la enfermedad de Parkinson.
La enfermedad de Parkinson acarrea una serie de síntomas, entre los que destacan por ser los más claves y frecuentes:
- La lentitud a la hora de realizar tareas cotidianas, especialmente las que exigen más precisión como coser o escribir, es el síntoma clave por el que más personas acuden al médico y finalmente son diagnosticadas de Parkinson. En los estadios más avanzados de la enfermedad, la lentitud puede darse también en actividades cotidianas y sencillas como pelar una fruta o abrocharse un botón.
- Dolor de cuello, espalda u hombros y los calambres son síntomas de los primeros estadios de este trastorno. Con el tiempo estos se traducen en rigidez, sobre todo, en tobillos y muñecas.
- Trastornos posturales. La enfermedad de Parkinson encorva a sus pacientes en sus estados más avanzados, la espalda y las extremidades se curvan hacia delante.
- Síntomas secundarios como alteraciones del sueño, ansiedad, depresión o alteraciones cutáneas suelen ser también trastornos que acompañan a la enfermedad de Parkinson y colaboran en el diagnóstico, aunque sean claves para detectar el Parkinson menos determinantes.
La enfermedad de Parkinson es siempre un trastorno incapacitante y dada su tasa de prevalencia en la sociedad, resulta recomendable y seguro contar con el respaldo económico que aporta un plan de pensiones que contemple situaciones de incapacidad laboral para afrontar este tipo de trastornos.