¿Qué es la estrategia de diversificación?
Este término hace referencia a la distribución de las inversiones en varios activos con diferentes características. De este modo se consigue reducir el riesgo que está asociado a este tipo de operaciones, ya que las pérdidas que se puedan producir en un producto se compensan con las ganancias que se obtengan en otro. Gracias a una estrategia de diversificación, las fluctuaciones a nivel global son inferiores en comparación con las que caracterizan a cada uno de los activos de la cartera por separado.
Sin embargo, para que ocurra esta situación, es preciso realizar una buena planificación del ahorro, analizando con sumo detalle todos los instrumentos que se vayan a utilizar.
Como es obvio, ningún inversor apuesta únicamente por aquellos productos que tienen altas posibilidades de que su rendimiento sea negativo. Pero conviene tener en cuenta que estas opciones más arriesgadas son las que están asociadas a rentabilidades más altas. Por lo tanto, en una previsión a largo plazo, es interesante decantarse por esta alternativa y al mismo tiempo, destinar parte de la inversión a ciertos activos más seguros.
De hecho, la base de las estrategias de diversificación suele ser la elección de fondos totalmente opuestos, como pueden ser los de renta fija y renta variable. De este modo, se consigue una correlación inversa para compensar los valores que bajan con los que suben.
¿Dónde invertir con una estrategia de diversificación?
Para obtener un beneficio interesante no es recomendable apostar solo por la renta fija, ya que la rentabilidad que ofrece es escasa, sino que se debe ir más allá y asumir un cierto nivel de riesgo. Existen diferentes métodos para conseguir que las inversiones sean rentables, aunque los expertos aconsejan sobre todo tener una visión internacional, elegir activos que sean independientes y vigilar el coste de cada uno.
Además de la diversificación geográfica y por tipos de activos, también se puede optar por distribuir el capital total entre distintas empresas, en periodos de tiempo concretos, según varias divisas, etc.
En el caso de los planes de pensiones, por ejemplo, se pueden combinar productos con distinto grado de riesgo lo suficientemente bien diversificado para conseguir un mayor beneficio.
Así mismo, durante los primeros años es conveniente apostar por los planes más arriesgados, ya que el tiempo que resta hasta la jubilación es amplio. Sin embargo, a medida que se va acercando el momento de abandonar la vida laboral, es preciso traspasar el ahorro a las modalidades más conservadoras.
Las inversiones se pueden distribuir entre planes de pensiones de renta fija, renta variable y mixtos. Junto a ello, no se pueden olvidar los planes que invierten en acciones cotizadas en Estados Unidos o en mercados europeos, o bien a nivel internacional aprovechando las oportunidades más ventajosas.