Para no perder poder adquisitivo cuando llegue el momento de abandonar el puesto de trabajo, la fórmula más eficaz consiste en empezar a ahorrar cuanto antes para complementar la prestación pública. En muchos casos, la falta de información deriva en no saber qué producto financiero es el que mejor encaja con cada persona. A grandes rasgos, uno de los aspectos más importantes es la rentabilidad, la cual se puede conseguir de una forma sencilla a través de los planes a largo plazo.
¿Por qué apostar por el ahorro a largo plazo?
Así, el mejor plan de pensiones a largo plazo debe reunir una serie de requisitos:
- Para conseguir rentabilidad es necesario una cierta exposición a renta variable. El porcentaje frente a renta fija variará según el tipo de plan y la aversión al riesgo que tenga el inversor.
- Es importante que un producto de este tipo ofrezca garantías de seguridad para reducir en la medida de lo posible la volatilidad que caracteriza a los mercados de renta variable. Esto se traduce en ofrecer las herramientas necesarias al usuario para que recupere su inversión en caso de producirse alguna caída.
- Detrás del plan de pensiones debe existir un asesor financiero profesional que aconseje a los clientes sobre cómo planificar el ahorro para la jubilación.
- Un buen plan de pensiones a largo plazo debe dar la oportunidad de realizar inversiones periódicas incluso bajas, sin que ello impida una alta revalorización a medida que vayan pasando los años.
¿Cómo es la situación de los fondos de pensiones?
En definitiva, decantarse por un plan de pensiones a largo plazo es un buen modo de ahorrar, teniendo tiempo para recuperarse por los efectos producidos por los vaivenes del mercado. No obstante, también es imprescindible ser constante en las aportaciones para conseguir mejores resultados.