Tanto los PPA como los planes garantizados ofrecen una cierta seguridad a los ahorradores, ya que en el momento del rescate pueden recuperar, como mínimo, las aportaciones realizadas. Sin embargo, el hecho de minimizar el riesgo reduce también la rentabilidad que se puede obtener con este tipo de productos. En cualquier caso, conviene saber cuáles son las características y cómo funciona cada uno.
¿En qué consisten los planes de pensiones garantizados?
En estos planes, donde se prioriza más la seguridad que la rentabilidad, hay que tener un especial cuidado con las condiciones que se firman. En la mayoría de los casos, la garantía está sujeta a que el titular mantenga el plan hasta el momento de la jubilación.
Esto significa que, si se presenta una contingencia extraordinaria, como una enfermedad grave, desempleo de larga duración o fallecimiento, es posible que el dinero invertido no se pueda recuperar al 100%. Lo mismo ocurre si surge la oportunidad de traspasar el ahorro a otro plan.
¿Cómo funcionan los planes de previsión asegurados (PPA)?
A diferencia de los planes garantizados, donde solo es posible realizar una única aportación, en los PPA, las aportaciones pueden ser periódicas. Además, la inversión en un plan de previsión asegurado se puede recuperar cuando llegue el momento de la jubilación, aunque también en caso de invalidez absoluta, dependencia, enfermedad grave, fallecimiento o desempleo de larga duración. Junto a ello, una de las últimas novedades de los PPA es la posibilidad de rescatar la inversión una vez hayan transcurrido 10 años desde la primera aportación desde el 1 de enero de 2015.
Otro punto que diferencia un plan de pensiones garantizado y un plan de previsión asegurado es la opción de movilidad de este último sin perder ninguna garantía. De este modo, los PPA se pueden cambiar a otro producto financiero sin temor a que se produzca ninguna pérdida en la cuantía total.