El futuro de las pensiones se presenta incierto e ir ahorrando para la jubilación durante el transcurso de la vida laboral parece ser la opción más viable para mantener un nivel económico aceptable cuando llegue el momento de retirarse. Este proceso de ahorro supone una planificación financiera donde se debe analizar la situación presente y la que tendremos al pasar los 65 años.
Lo más recomendable es contratar un plan de pensiones en el momento en el que se accede al mercado laboral. De esta forma, se cuenta con el tiempo suficiente para ahorrar antes de llegar a la jubilación, lo que permite que el esfuerzo sea menor y contemos con cierto margen de maniobra para cambiar de plan de pensiones según la edad. En este último caso, lo más probable es que a una edad temprana se esté más dispuesto a asumir más riesgo a cambio de obtener una mayor rentabilidad y a medida que se van cumpliendo años, se opte por un producto de ahorro más conservador.
Tipos de planes de pensiones según el riesgo
- Renta variable: tienen un nivel de fluctuación muy alto y por lo tanto, son los que presentan un mayor riesgo.
- Renta variable mixta: el grado de riesgo es medio.
- Renta fija mixta: tienen un nivel de riesgo menor que en el caso anterior.
- Renta fija a corto plazo: el riesgo que presentan es bajo.
- Renta fija a largo plazo: al igual que los planes de pensiones de renta fija a corto plazo, también tienen un nivel de riesgo bajo.
- Garantizados: como su propio nombre indica, no presentan ningún riesgo o es sumamente bajo.
Como es lógico, cuanto más alto sea el riesgo de un plan de pensiones, mayor será la rentabilidad que se puede obtener, aunque las probabilidades de que el beneficio sea cero o negativo también incrementan con los productos que requieren un mayor nivel de osadía.
¿Cómo elegir el riesgo de un plan de pensiones?
Antes de decantarnos por un plan u otro, hay que analizar la aversión al riesgo que tenemos e informarnos sobre cuál es el que mejor encaja con nuestras circunstancias y perfil inversor.
También es importante tener en cuenta la edad, ya que cuanto más cerca esté la jubilación, es preferible ir minimizando el riesgo para asegurar una rentabilidad fija.
Así, los inversores que tienen entre 25 y 45 años, es aconsejable que se decanten por un plan de pensiones con un nivel más alto de riesgo para conseguir mayores rendimientos. En el caso de que se obtenga un resultado no esperado, aún quedan años por delante para recuperar la inversión.
Entre los 45 y 55 años, el riesgo que deben asumir los inversores con un plan de pensiones es intermedio, confiando en un producto que conjugue activos fluctuantes con otros más conservadores.
En el momento en el que ya está cerca la edad de jubilación, es decir, entre 55 y 65 años, es preferible dejar los riesgos a un lado y optar por un plan de pensiones seguro para preservar el capital.
Con un plan de pensiones no sólo tendrás asegurada tu jubilación, sino que otras contingencias como invalidez permanente, enfermedad grave, desempleo prologando o fallecimiento, también quedan cubiertas.