En el primer caso, es conveniente valorar el perfil del inversor según sea más decidido o conservador antes de lanzarse a contratar un plan de renta variable, por ejemplo. Aunque este tipo de productos invierte el capital en Bolsa para ofrecer rentabilidades superiores, se debe valorar la volatilidad del mercado y las posibles consecuencias que se derivan del elevado nivel de riesgo. Para los ahorradores más jóvenes, ésta puede ser la opción idónea, ya que todavía tienen el tiempo suficiente hasta la jubilación para recuperar las posibles pérdidas en las inversiones y apostar por ganancias mayores.
Sin embargo, una persona que se encuentre cerca del momento de la jubilación, debe valorar los años que le quedan para rescatar el plan de pensiones y asegurarse una rentabilidad estable. En este sentido, aunque los beneficios sean menores, los planes garantizados y de renta fija son una alternativa factible. Desde otro punto de vista, se trata de obtener la mayor rentabilidad consolidando el capital, sin necesidad de exponer el ahorro a riesgos innecesarios.
Respecto a las aportaciones periódicas, es recomendable evitar en la medida de lo posible concentrar toda la inversión a final de año, tal como suele suceder bastante a menudo. Es obvio que esta decisión responde más a obtener una deducción fiscal en la declaración de la renta que a planificar el futuro. Siguiendo esta dinámica, posiblemente no se está sacando el mayor partido a la rentabilidad del plan de pensiones, ya que el momento en el que se realicen todas las aportaciones puede no ser el mejor. Del mismo modo que es recomendable diversificar los ahorros en diferentes activos, también lo es repartir las inversiones a lo largo de todo el año.
Otras formas de conseguir más rentabilidad con un plan de pensiones
Es interesante tener en cuenta que un plan de pensiones no sólo constituye un ahorro para cuando llegue el momento de retirarse del mundo laboral, sino que también debe ofrecer una cierta rentabilidad en función del capital que se vaya generando. Esto significa que las aportaciones que realiza el cliente se van invirtiendo en diferentes partidas y van originando intereses en lugar de quedar inmovilizadas. De esta forma, en el momento de rescatar el plan de pensiones, se recupera el dinero acumulado más una serie de beneficios que hayan ocasionado las aportaciones.
Cabe destacar también que los gestores no son los únicos responsables de la mayor o menor rentabilidad de un plan de pensiones. El propio ahorrador debe tomar las decisiones que conciernen al nivel de riesgo que está dispuesto a asumir, así como la diversificación de sus inversiones en activos de renta fija y/o variable.