Según cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2015 habrá más defunciones que nacimientos, una circunstancia que se incrementará a partir del año 2040. Además, la Ley de la Reforma de las Pensiones recoge que para 2052 habrá unos 15 millones de pensionistas.
En este estudio también queda patente que este incremento no se verá compensado en la misma proporción por más cotizantes a la Seguridad Social; en 2029, un 25% de la población española tendrá más de 65 años. Estos datos llevan a la conclusión de que la esperanza de vida se alarga, lo que supone un incremento de potenciales jubilados, lo que unido al descenso de los nacimientos hará que cada vez haya menos personas para contribuir a la Seguridad Social.
Concretamente, en España, se prevé que en 2015 haya más defunciones que nacimientos. Este incremento de la esperanza de vida y la disminución del número de nacimientos, es un fenómeno común a todos los países europeos, cuyos sistemas de pensiones se están viendo reformados. En la mayoría de ellos, la edad de jubilación se ha establecido entre los 65 y 67 años, aunque hay países como Finlandia e Irlanda que la prolongarán hasta los 68 años.
Además, en la mayoría de ellos, hay que situar los años de cotización necesarios para obtener una pensión completa por encima de los 40; en España está situado en los 35 años y medio hasta 2019, y a partir de ahí aumentará hasta llegar a los 37 años en 2027.
Respecto al gasto medio en pensiones en la UE, está previsto que alcance el 11,5% del PIB en 2020 frente al 10,4% de 2010. Esta frágil situación del sistema, que ya se sucede desde hace años, se ha intentado frenar con dos reformas llevadas a cabo por los gobiernos del PSOE y del PP. Los cambios más importantes estriban en la edad de la jubilación, que se ha incrementado a los 67 años, mientras que el cómputo de años pasa a ser de 25. Además, la actualización de las pensiones se vincula a la evolución de la economía y al número de cotizantes.