Hoy en día cada vez son más los profesionales que deciden establecerse por su cuenta para, posteriormente, y, si el negocio va bien, pasar a ser una sociedad limitada. Cuándo cambiar de autónomo a sociedad es una cuestión fundamental para todos los que deciden emprender la aventura de ser empresarios. Te damos algunas claves que te ayudarán en este camino y que te pueden facilitar los trámites necesarios para hacerlo.
Aunque está muy extendida la creencia de que ser autónomo cuenta con muchas ventajas, la realidad es que no son tantas. Los que se aventuran a crear su propio negocio se encuentran con que la carga tributaria y las dificultades de financiación son mayores que en las empresas, pero, son inferiores las desgravaciones, deducciones y el trato fiscal.
Además, una de las desventajas más importantes es que el autónomo responde ante las deudas con su patrimonio personal. Esta circunstancia es una de las que lleva a los autónomos a constituirse en una sociedad limitada, pero hay otras razones.
Para saber cuándo cambiar de autónomo a sociedad es importante saber que los trámites son sencillos, pero también que es más sencillo pasar de autónomo a sociedad limitada que al contrario. Además, es importante tener en cuenta el tamaño y las exigencias de los clientes potenciales, ya que podemos encontrarnos con que hay empresas grandes y compañías de gran envergadura que solo subcontratan a sociedades. Otra de las ventajas que ofrece el constituirse en sociedad limitada es que podemos contratar empleados, e, incluso, contar con fondos de otros socios.
Los trámites burocráticos para llevar a cabo este proceso se basan en el registro de la sociedad en el registro mercantil, darse de alta en el censo de actividades de Hacienda, llevar la contabilidad y contar con un gestor que nos ayude con todos estos trámites. Al convertirnos en Sociedad Limitada, disponemos del capital que se ha invertido permanentemente en la empresa, mientras que los socios que formen parte de la misma pueden recibir una serie de ingresos por reparto de beneficios, o plusvalías procedentes de la venta de bienes de la sociedad, entre otros. Además, si decidimos cambiar de autónomo a sociedad, debemos saber que los autónomos obtienen directamente los beneficios de su actividad empresarial y tributan mediante el IRPF. Con la sociedad se tributa a través del Impuesto de Sociedades. No obstante, es importante que, en estos casos, contemos con un seguro que nos ayude y oriente en estos casos.