En el año 2013 había en nuestro país más de 17 millones de mascotas, según los datos ofrecidos por el censo de mascotas de ANFAAC (Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía), o lo que es lo mismo, en un 49,3% de los hogares españoles hay un animal doméstico. Unos datos que se complementan con un incremento en la contratación de pólizas de seguros para mascotas con el objetivo de proteger al dueño y cuidar al animal.
En el caso de los perros catalogados como potencialmente peligrosos (ppp) el número de animales asegurados es aún mayor. Y es que, en estos casos, asegurar a la mascota no es una opción sino una obligación marcada por la normativa vigente de cara a la protección de terceros. Siendo el perro el animal más numeroso y presente en los hogares españoles, es interesante saber qué normas se establecen para los canes en cuanto a responsabilidad civil.
Frente a lo que pueda parecer, no hay una decisión unificada en todo el país en cuanto a la obligatoriedad de asegurar a los perros ya que las comunidades autónomas tienen competencias para poder legislar este asunto. De hecho, no es obligatorio contratar una póliza de seguro para perros salvo en la Comunidad de Madrid y el País Vasco, donde sí es obligatorio que todos los perros cuenten con una cobertura de Responsabilidad Civil.
Sin embargo, son cada vez más los dueños de animales de compañía los que, con obligatoriedad o sin ella, optan por asegurar a su mascota como una forma de ahorro a largo plazo. Y es que, con un seguro de mascota es posible conseguir un ahorro en gastos de veterinario, así como, en indemnizaciones en caso de conflicto del animal. Además, el dueño ahorra en preocupaciones al contar con una compañía aseguradora que también vela por su mascota. Para poder contratar un seguro de este tipo el animal debe tener la cartilla de vacunación debidamente cumplimentada y tiene que estar inscrita e identificada a través de un chip, microchip o chapa.
Y es que, los dueños de los animales de compañía cada vez son más conscientes del hecho de que cuando están adoptando o adquiriendo a un animal no sólo están asumiendo responsabilidades morales en relación al cuidado, sino también una serie de responsabilidades civiles ante las que deben protegerse.