Conocida como piómetra, la infección uterina es una patología muy frecuente que afecta a hembras no castradas.
Suele aparecer cuando han alcanzado la madurez sexual, aunque es más frecuente en hembras adultas, no se puede descartar que una perra de 2 años pueda presentar esta patología.
Lo que ocurre es que el útero, debido a alteraciones hormonales (subida de progesterona), cambios en la pared del endometrio y bacterias que no deberían encontrarse ahí, generan una infección que puede llegar a provocar la muerte en la perra si no se trata de manera urgente.
Puede ocurrir que el útero en vez de contener secreción mucopurulenta (como es el caso de la piómetra), contenga sangre. Es igual de urgente acudir cuanto antes a nuestro veterinario para que pueda verificar cuál es el contenido del útero y así actuar cuanto antes:
- Contenido purulento (piómetra).
- Contenido sanguinolento (hemómetra).
- Moco (mucómetra).
Suele aparecer después del celo, un mes, mes y medio e incluso 2 meses después de haber empezado el momento de sangrado.
En el útero, en su porción terminal, encontramos el cérvix, que actúa como una goma en una manguera, cerrando o abriendo el final del útero. En función de cómo lo encontremos:
- Piómetra abierta: el cérvix está abierto. Esto dará lugar a que el contenido del útero pueda salir por la vagina y así evitar que quede en el útero y éste aumente de tamaño (como si fuese un globo), con más posibilidad de romperse.
Tiene un olor característico en caso de piómetras (infección) y un color blanco verdoso.
- Piómetra cerrada: el cérvix está cerrado, lo que dará lugar a que el contenido no salga y se vaya acumulando en su interior. En este caso, la urgencia será mayor; al quedar el contenido dentro, irá aumentado de tamaño; las paredes del útero se harán cada vez más finas debido a la distensión, teniendo más posibilidad de romperse.
¿Cuáles son sus síntomas?
Cuando una perra tiene contenido uterino considerable, lo normal es que tenga una sintomatología y el propietario se dé cuenta. Otras veces, no se ve nada por fuera, pero tiene síntomas. Los más frecuentes son:
- Vómitos.
- Anorexia.
- Decaimiento.
- Fiebre.
- Dolor abdominal.
- Secreción por vulva en caso de piómetras.
- Distensión abdominal.
¿Cómo se diagnostica?
Cuando veamos que la perra está decaída, no quiere comer, es importante estar atentos a estos signos y buscar atención veterinaria inmediata para un diagnóstico y tratamiento rápido. Para ello, es recomendable contar con un seguro de mascotas con las mejores coberturas.
La exploración física veterinaria, puede darnos indicios de si se trata de una piómetra o no (edad, síntomas…).
Mediante pruebas complementarias, a parte de la exploración, el veterinario confirmará las sospechas:
- Lo ideal es confirmarlo con una ecografía abdominal, mediante la cual podremos ver la distensión de los cuernos uterinos y valorar la urgencia para solucionar el problema.
- En ocasiones, la distensión es tal, que podremos verificarlo con una radiografía (no obstante, lo ideal es confirmarlo con una ecografía abdominal)
- Otra prueba que nos da indicios es la analítica sanguínea. En ella, podremos ver:
- En el hemograma, los glóbulos blancos altos por la infección; el hematocrito aumentado (por la deshidratación)
- Bioquímica: valores renales aumentados.
Pensemos que, si el útero tiene contenido purulento, las bacterias de ese contenido pasarán a través de los vasos sanguíneos a circulación sistémica, provocando una septicemia y esto es lo que provoca los cambios en la analítica y la sintomatología.
¿Cuál es el tratamiento?
Una vez hemos confirmado que tenemos una piómetra o una hemómetra, lo ideal es actuar cuanto antes.
Existen dos maneras, pero la más acertada es mediante cirugía y normalmente son urgentes, no se puede esperar ni planificar.
- Tratamiento quirúrgico: se requiere cirugía para extraer ovarios y útero. Es una cirugía urgente, ya que la perra presentará septicemia, lo que hace que la anestesia tenga más riesgo que en una cirugía normal. Es el tratamiento de elección en todos los casos.
- En la hemómetra es urgente, el útero presenta un sangrado que la perra no podrá soportar mucho tiempo.
- En la piómetra evitaremos al quitarlo que la septicemia vaya a más y que el útero llegue a romperse, y salga el contenido a la cavidad abdominal.
- Tratamiento médico: con los antibióticos podemos “frenar un poco el problema”, pero hay que tener en cuenta que la infección sigue ahí, y aunque remita algo, en el siguiente ciclo, nos pasará lo mismo. En la mayoría de los casos esto no funciona y hace perder el tiempo, por lo que es preferible ir directamente al tratamiento quirúrgico.
Para evitar esta situación lo ideal es esterilizar a la hembra. El miedo a la castración por la anestesia general existe, pero una hembra no castrada, terminará con una piómetra cuando tenga 5 o 6 años o incluso antes, eso nunca se sabe. Tendremos entonces que pasar por ese tipo de anestesia general añadiendo el problema de que es una perra enferma y todos los riesgos que eso conlleva.