No tiene efectos secundarios ni da reacción; a veces duele un poco al inocularlo en el subcutáneo y el animal puede quejarse, pero nada más.
Dependiendo del perro, propietario o veterinario, puede ponerse el chip en distintas visitas:
- En la primera visita, antes que ninguna vacuna.
- Entre medias del protocolo de vacunación o al terminarlo.
- El mismo día de la vacuna de la rabia, al terminar el protocolo de cachorro.
Este dispositivo contiene en su interior una serie de números, no habrá dos iguales, (es como el número de DNI del perro) que aparecerán al pasar un lector por la zona de implantación del microchip(es decir, por el cuello).
También podremos ver el número de chip en la cartilla o pasaporte del perro en las primeras hojas, con una pegatina en forma de código de barras o números a mano. El veterinario se encargará de ello, para confirmar que esa cartilla o pasaporte va asociado a un número de chip y por tanto a un perro.
Datos del microchip
Cuando el veterinario instaura un microchip, deberá asociar estos números a datos de un propietario, como:
- Nombre del propietario: será el responsable legal del perro.
- Dirección.
- Teléfono.
- DNI.
Además, aparecerán también datos del perro:
- Nombre.
- Edad.
- Sexo.
- Raza.
- Si es de compañía, de caza, de guarda, Perro Potencialmente Peligroso (PPP).
- Número de cartilla o de pasaporte.
Estos datos se dan de alta de manera inmediata por el veterinario en la base de datos de la Comunidad Autónoma de origen, por ejemplo: Comunidad de Madrid, Castilla y León, Galicia…etc. Si el perro se extraviase, se pasará el lector por el cuello (puede hacerlo un veterinario, o incluso a veces, la policía local tiene lectores, también la Guardia Civil, etc.) y a través de este número podrán contactar con el propietario.
En función de la Comunidad Autónoma, muchas de ellas envían al propietario una tarjeta, tamaño DNI, con datos del propietario, del dueño y del veterinario que puso el microchip.
Bases de datos
Los datos de los microchips dependen de cada Comunidad Autónoma, pero a nivel nacional existe el REIAC, es la Red Española de Identificación de Animales de Compañía.
Al entrar en esta página web, en la pantalla principal, puede acceder cualquier persona, aunque no sea veterinario. Al introducir el número de microchip nos dirá cuál es la base de datos de origen, el teléfono y el correo electrónico. No aparecerán los datos del propietario por privacidad, pero esto podrá ayudarnos en algunos casos al contactar con la base de datos de origen.
Si un perro cambia de Comunidad Autónoma, deberá cambiar la base de datos. El número y el propietario se mantendrán, pero habrá que pedir la baja en la base de datos de origen para poder darla de alta en la nueva (esta gestión la realizará el veterinario), pero es importante tenerlo en cuenta si nos mudamos de casa.
Por eso, es tan importante conocer bien a nuestra mascota y contar con un veterinario de confianza que pueda asesorarnos de la manera más conveniente, como sucede con el Seguro de Mascotas MAPFRE que ofrece los mejores profesionales, además de muchas otras ventajas.
¿Para qué sirve?
El microchip es obligatorio en función de las Comunidades dependiendo del animal de compañía; por ejemplo, en la Comunidad de Madrid es obligatorio a partir de los 3 meses en el perro y en el gato. Además, los perros deberán tener un microchip implantado para poder vacunarles de rabia, sino no podrán hacerlo, es una condición fundamental.
A parte del tema legal, el microchip sirve para:
- Encontrar animales perdidos o que se han escapado al asustarse.
- Evitar robos: cuando un perro se pierde y el propietario lo avisa, en la base de datos, su estado cambia a: DESPARECIDO, en fecha X. Si un veterinario comprueba un chip y se percata de que ese perro marca desaparecido, hará saltar las alarmas.
- Evita el abandono: si un propietario es consciente de la responsabilidad que conlleva y abandona un perro, el veterinario o los organismos oportunos podrán iniciar procesos legales contra él por abandono animal.
¿Debo ponérselo?
Sí, es lo más recomendable siempre. Un microchip no cuesta más de 50 euros y los beneficios marcan la diferencia de poder volver a reunirte con tu perro o gato o no en caso de pérdida o robo del animal.
En las protectoras hay muchos gatos que seguramente tuviesen una casa y un dueño, pero al no llevar implantado un microchip, los éxitos de encontrar a tu perro son nulos.