Hasta hace relativamente poco tiempo, los únicos perros que tenían el acceso permitido a los locales públicos eran los que acompañan a las personas invidentes. Sin embargo, cada vez es más habitual que los dueños de estas mascotas quieran disfrutar de sus planes de ocio con su compañía. Por ello, la corriente pet-friendly ha comenzado a consolidarse e inundar muchos de los establecimientos de las ciudades.
Hoy en día es posible encontrar un amplio listado de restaurantes que admiten perros, aunque también hoteles, cafeterías, terrazas, etc. El mayor o menor número de establecimientos dog-friendly varía según la localidad y su normativa. Así, en el caso de Madrid, Barcelona o Bilbao, por ejemplo, las ordenanzas que regulan la tenencia y protección de animales no especifican ninguna prohibición relativa a la entrada de perros en los sitios públicos y deja en manos del propio establecimiento la posibilidad de establecer o no esta restricción.
No obstante, desde un punto de vista sanitario, los perros no pueden acceder a un sitio donde se fabrique, se venda, se almacene o se manipulen alimentos, como supermercados, tiendas de comida, etc. Por ello, un can podría entrar en un restaurante pero sin llegar a la zona de la cocina o el almacén donde se encuentran los alimentos.
A favor o en contra de los restaurantes que admiten perros
Siempre que esté permitida la entrada y permanencia de animales en un local, es necesario que el perro esté sujeto con una correa a su dueño y en algunos casos que tenga colocado un bozal. Es obvio que cada persona debe valorar si es posible o no acudir a un bar acompañada de su mascota en función de su carácter.
A pesar de que un restaurante permita la entrada de perros, es importante ser respetuosos para que la convivencia entre humanos y animales sea beneficiosa para todos. En este sentido es recomendable preguntar a algún camarero si existe algún problema por entrar con nuestra mascota y asimismo, cerciorarse sobre si alguna persona es alérgica a los animales o muestra algún signo de rechazo. Si vemos que la presencia de nuestro perro puede causar alguna molestia, es preferible abandonar el lugar y decantarse por otro que también sea dog-friendly.
Además, también se recomienda no entrar en grupo en un establecimiento de forma que cada uno vaya acompañado de su correspondiente mascota. Aunque el perro esté perfectamente educado, en una situación de este tipo es probable que los animales comiencen a jugar entre sí y formen más alboroto de lo habitual.
Uno de los principales argumentos que utilizan quienes se muestran reticentes a la entrada de perros en los restaurantes es el relativo al contagio de parásitos y enfermedades. Aunque es cierto que existe un riesgo mínimo de esta transmisión, podría decirse que no dista mucho de la que puede tener lugar entre humanos. Por norma general, los parásitos de los perros se contagian a través de las heces y la boca, por lo que las posibilidades de padecer una dolencia en un restaurante por este motivo son casi inexistentes.
En el caso de que consideres a tu mascota como un amigo inseparable, puedes consultar en Internet los restaurantes que admiten perros en tu ciudad. Cuando decidas visitar alguno de ellos, no olvides contar con un seguro para mascotas para que tanto tu fiel amigo como tú estéis completamente protegidos ante cualquier situación imprevista.
Hasta hace relativamente poco tiempo, los únicos perros que tenían el acceso permitido a los locales públicos eran los que acompañan a las personas invidentes. Sin embargo, cada vez es más habitual que los dueños de estas mascotas quieran disfrutar de sus planes de ocio con su compañía. Por ello, la corriente pet-friendly ha comenzado a consolidarse e inundar muchos de los establecimientos de las ciudades.
Hoy en día es posible encontrar un amplio listado de restaurantes que admiten perros, aunque también hoteles, cafeterías, terrazas, etc. El mayor o menor número de establecimientos dog-friendly varía según la localidad y su normativa. Así, en el caso de Madrid, Barcelona o Bilbao, por ejemplo, las ordenanzas que regulan la tenencia y protección de animales no especifican ninguna prohibición relativa a la entrada de perros en los sitios públicos y deja en manos del propio establecimiento la posibilidad de establecer o no esta restricción.
No obstante, desde un punto de vista sanitario, los perros no pueden acceder a un sitio donde se fabrique, se venda, se almacene o se manipulen alimentos, como supermercados, tiendas de comida, etc. Por ello, un can podría entrar en un restaurante pero sin llegar a la zona de la cocina o el almacén donde se encuentran los alimentos.