La falta de apetito o el cansancio son algunas de las señales que puede enviarnos nuestra mascota cuando está enferma. La estrecha relación que mantenemos con nuestros animales nos indica muchas veces si algo está fuera de lo normal, en cuyo caso lo más recomendable es acudir al veterinario para descartar daños internos más graves, ya que cuanto antes lleguemos al origen del problema, antes podremos atacar una posible enfermedad.
Por eso, a la hora de contratar un seguro para animales debemos buscar algo más que cubrir la responsabilidad civil ante terceros. Si queremos que nuestra mascota esté en buenas manos y con todos los cuidados que necesita, hay que elegir uno con una asistencia veterinaria que cubra tanto accidentes como enfermedades. Así, evitaremos tener que hacer frente a facturas inesperadas y costosas.
Eso sí, la estrecha relación que mantenemos con nuestras mascotas no basta para percatarse de que algo no va bien. Hay que prestar atención, entonces, a otros síntomas que pueden pasarnos desapercibidos. A continuación, te ofrecemos una serie de señales ante las que debes estar alerta.
Señales de nuestra mascota cuando está enferma
- Inapetencia. Una de las señales más comunes que muestra tu mascota cuando está enferma es la falta de apetito. Puede ser algo pasajero o no. Si ves que lleva un par de días sin probar bocado, y además tiene molestias bucales, vómitos o fiebre, es momento de acudir al veterinario.
- Beber mucha agua. No hace un calor excesivo y tu mascota no ha realizado mucha actividad física, pero observas que bebe más agua de lo normal. Entonces, puede ser síntoma de alguna enfermedad crónica como la diabetes.
- Inactividad. Cada mascota tiene un ritmo y una actividad física determinada: las hay más activas o más pasivas. Por eso, nadie mejor que su dueño para darse cuenta de que su animal se muestra apático o pasa la mayor parte del tiempo durmiendo. En este caso, es conveniente hacer una revisión, ya que si no tiene ninguna dolencia física puede deberse a una depresión.
- Vómitos. Son un acto reflejo del animal cuando algo no va bien en el aparato digestivo. No siempre hay que acudir al veterinario, ya que puede ser un empacho sin más. Si a pesar del vómito el animal está alegre, bastará con dejarle en ayunas un día entero y ofrecerle poca agua muchas veces. Después puedes volver a darle comida y, si vuelve a vomitar, tendrás que llevarle al veterinario. Si al principio, en vez de mostrarse alegre está decaído o con fiebre, hay que ir directamente al profesional.
- Mocos. No es un síntoma alarmante, ya que puede deberse al propio ejercicio y esfuerzo del animal. Solo hay que ir al veterinario si la secreción es abundante y deja de ser trasparente, y si además la acompañan estornudos, toses y apatía.
- Bultos. Desde una verruga o un quiste sebáceo, hasta un tumor, los animales no están exentos de sufrir la aparición de bultos. Cualquier protuberancia debe ser revisada, ya que hasta una tumoración benigna no controlada puede causar graves problemas.
- Fiebre. Si sospechas que tu animal tiene fiebre, la única forma de salir de dudas es comprobarlo. Para ello, hay que introducir un termómetro en el ano y verificar si el animal tiene una temperatura más alta de lo normal (en el caso de los perros, su temperatura normal es de 38,5 a 39º). La aparición de fiebre puede deberse a alguna infección, por lo que será necesaria la ayuda de un veterinario.
- Desequilibrios en la orina. Si hace más o menos pis del habitual, o si sangra al orinar, es que algo malo ocurre. Puede ser cistitis, problemas renales… el veterinario te sacará de dudas y pondrá el tratamiento más adecuado.
- Diarrea. Este desagradable síntoma puede aparecer como compañero de leves problemas o de graves patologías. Por eso, hay que estar atento a las evacuaciones del animal: si éstas son blandas pero aisladas, habrá que controlar su comida y que beba poca agua en muchas tomas. Pero si la diarrea es continua o va acompañada de otros síntomas, hay que acudir al veterinario.