Los rodillos para bicicleta son la alternativa más eficaz para la temporada baja de este deporte, cuando el frío, la lluvia o cualquier otra condición meteorológica adversa resulta ser un impedimento a la hora de salir en bici. Este tipo de aparatos son muy seguros para usar incluso en bicicletas de fibra de carbono, pero hay determinados usos que pueden terminar dañándolas.
Tipos de rodillos para bicicletas
Antes de hablar de los rodillos que podrían afectar a la bicicleta, conviene conocer los tipos que existen en función del agarre que tengan:
- De resistencia magnética: son los más populares y económicos y, al mismo tiempo, los que mayor variedad ofrecen. Su funcionamiento se basa en ofrecer resistencia al pedaleo gracias a unos imanes que se encuentran cerca de la rueda de inercia metálica.
- De resistencia por fluido: En este caso, es un circuito de un fluido (generalmente aceite) el que hace que la rueda de inercia se frene. Son los más silenciosos y los que tienen un efecto más cercano a la realidad.
- De transmisión directa: Estos rodillos cuentan con una rueda simulada que se conecta a la cadena de la bicicleta.
- De equilibrio: Se trata de tres cilindros sobre los que rueda libremente la bicicleta, por lo que hay que saber mantener el equilibrio al pedalear.
Los rodillos utilizan resistencias de viento, de fluidos o de imanes, que entran en contacto con la bicicleta por el neumático y el eje traseros. Si se aprietan demasiado las conexiones pueden verse afectados los rodamientos del eje. Pero para solucionar el problema bastaría con apretar lo justo, de manera que la rueda pueda girar libremente.
Por otra parte, los rodamientos pueden causar un desgaste en las llantas, aunque no mucho más de los que causaría cualquier ruta de montaña.
Rodillos para bicicletas ¿tienen ventajas?
Además de ser una excelente alternativa al mal tiempo, como decíamos al principio, los rodillos son muy efectivos cuando se dispone de poco tiempo para hacer ejercicio. Permite optimizar el tiempo y, como sobre él no se puede dejar de pedalear, se trabaja igual o incluso más que dedicando el mismo tiempo en una ruta de montaña o ciudad en la que hay tramos (bajadas, semáforos, etc.) en los que se puede cesar la actividad de las piernas.
Al no contar con variables como el tipo de terreno o el viento, es más fácil controlar el esfuerzo y gestionarlo a nuestro antojo, pudiendo observar con mayor precisión ciertos factores como el pulso, los vatios o la velocidad.
Ese incremento de la concentración supone, a su vez, un entrenamiento mental que hace que se soporte con mayor estoicidad la sensación de estar sobrellevando una alta carga de trabajo.
Sin embargo, dado que su posición es estática, puede resultar una actividad bastante aburrida. Por suerte, se puede recurrir a diversos mecanismos que añadirán las dosis de diversión necesaria a la experiencia. Además de jugar con la velocidad, la frecuencia cardiaca o la cadencia del pedaleo, las nuevas tecnologías han incorporado nuevas funcionalidades a los rodillos, como visualizar en vídeo los recorridos o pedalear online.
El uso de rodillos para bicicletas cuenta con otra ventaja, y es que al no haber factores externos y no tener que atender a otros conductores, permite aumentar la concentración en el pedaleo para trabajarlo mejor y perfeccionar la técnica. También se pueden dosificar esfuerzos, por ejemplo pedaleando con una pierna mientras la otra descansa y viceversa.
Cuando vuelva la temporada alta, nuestro cuerpo no habrá perdido forma y estará preparado para afrontar nuevos retos, sin rodillos, al aire libre. En ese caso, es imprescindible contar con un seguro para bicicletas que nos proteja en todo momento.