España es uno de los países donde más se conduce bajo los efectos del alcohol y las drogas en Europa. En las últimas décadas se han endurecido las sanciones para que actúen como medida disuasoria, pero lo cierto es que, a pesar de su descenso, las cifras siguen siendo altas.
Conducir bajo los efectos del alcohol es muy peligroso. No solo tenemos bajo nuestro (mermado) control a una potente máquina de dos toneladas, capaz de arrollar a alguien o estrellarse con consecuencias letales. Dejando de lado la cuestión económica, que es dolorosamente elevada, en caso de un accidente, las consecuencias penales, morales y vitales pueden convertir los tragos que tomamos antes de conducir en los más amargos de la vida.
Legalmente, conducir con un exceso de alcohol en sangre se puede traducir en multas de más de 1.000 euros, la pérdida de 6 puntos del carné, su revocación directamente e, incluso, tiempo en prisión. Las campañas de la Dirección General de Tráfico son chocantes, y con buen motivo: es uno de los mayores problemas de la seguridad vial.
Cómo actúan los seguros en caso de dar positivo en alcoholemia
Los seguros de coche son obligatorios, y están diseñados para que cubran los daños que podamos ocasionar con ellos, si están a terceros, o a ellos, si son a todo riesgo. Es simple: si hay daños ocasionados, las aseguradoras pagan el coste de las reparaciones. Es una garantía que tenemos los conductores, de saber que algo tan valioso (y peligroso, en manos ebrias) está protegido ante lo que pueda ocurrir. Los accidentes pasan, y sin seguros nos encontraríamos verdaderamente a la merced de la habilidad del resto de conductores.
Exclusión de cobertura por alcoholemia
Sin embargo, es importante recalcar que, en caso de dar positivo en alcoholemia, las aseguradoras cuentan con un mecanismo de defensa. Tras pagar los daños del coche, sin importar si es otro (terceros) o el nuestro (todo riesgo), las aseguradoras pueden reclamar el importe de las reparaciones al conductor ebrio. Conducir bajo los efectos del alcohol y drogas es denunciable de por sí.
Para que esto suceda, el conductor tiene que haber demostrado conducir con una tasa superior a la permitida por la ley (0,25 gramos por litro en aire; 0,5 en sangre), que sea condenado por un delito de conducción en este estado o que se cite en la resolución judicial que esa circunstancia fue la causa recurrente del accidente. Simplemente: conducir bajo los efectos del alcohol, a efectos prácticos, es como si careciésemos de póliza.
Conducir bajo los efectos del alcohol es una idea terrible que ha de ser erradicada de nuestro comportamiento. Incluso en dosis pequeñas afecta considerablemente nuestros tiempos de reacción y hace que nuestra distancia de frenado se alargue considerablemente.
Hay que procurar conducir en las mejores condiciones posibles y tener en cuenta las consecuencias legales si tienes un accidente de tráfico si das positivo, ya que es esencial para la seguridad vial, tanto propia como ajena. Asimismo, es esencial contar con un seguro completo que nos dé la tranquilidad que deseamos, sea cual sea nuestro coche.
Para ello, los Seguros de Coche MAPFRE ofrecen un amplio abanico de coberturas que van desde el obligatorio a terceros hasta el completísimo todo riesgo sin franquicia. Eso sí, por muy completos que sean, no te cubrirán si conduces ebrio. No lo hagas.