Los psicólogos coinciden en cómo afrontar una muerte inesperada: hay que dejar fluir las emociones, no retener los sentimientos y favorecer que el duelo salga y se exprese. Si la tristeza le invade a uno, hay que llorar, aunque tampoco conviene forzar el llanto.
Las características de una muerte no anunciada son particulares, y su duelo no puede ser igual que el de una pérdida certera, para la que nos vamos preparando poco a poco. Los expertos se refieren a tres etapas de superación de la pérdida.
- Creérselo; superar esa sensación de irrealidad que acontece. Hay que tomar conciencia de esa falta. Es muy común que las personas afectadas por la muerte inesperada de un ser querido se muestren frías y no demuestren tristeza o abatimiento.
- Intentar superar la tristeza; trabajar para que el enfado, la culpa y el dolor se vayan mitigando. Al dolor y la angustia se sumará la falta de comprensión del hecho. Se puede sufrir un sentimiento de injusticia por lo acontecido, e incluso pueden aparecer sentimientos de culpa.
- Fase de asimilación y superación. Una muerte siempre es difícil de superar, pero de lo que se trata es de aprender a asimilarla y a vivir con ese dolor y vacío.
Ante estas fases, ¿cómo afrontar una muerte inesperada? Es importante apoyarse en familiares y amigos y delegar tareas para poder volver lo antes posible a la rutina. Un seguro de decesos brinda apoyo psicológico a la vez que organiza, coordina y gestiona todo lo relativo al sepelio. Las personas afectadas por la muerte inesperada de un ser querido no tendrán que preocuparse de los dolorosos trámites relativos a los fallecimientos, y esto les ayudará a sobrellevar las fases de duelo, y a recuperarse antes. Una póliza te ayudará a que puedas regresar a tu rutina puesto que expertos se ocuparán de los trámites, procesos y gestiones, además de brindarte apoyo anímico.
Un seguro de decesos respaldará a los afectados en todos los procesos relativos a cómo afrontar una muerte inesperada. Ayudará en los aspectos emocionales y resolverá las necesidades materiales propias de una defunción. Este tipo de contrataciones parecen la solución ideal para proteger a los familiares de los gastos del sepelio y para ayudarles en las inevitables tareas administrativas.