Lo estamos viendo ya. Cada vez más objetos vienen con conectividad a internet. Las neveras de más alta gama son capaces de decirnos la cantidad de alimentos que les queda en su interior y algunas son capaces de pedir lo que nos falta directamente de los proveedores online.
Los coches están recopilando datos en algo que se ha bautizado como “vehicle data” e incluso en la promesa de un coche capaz de sentir emociones, y la suma de estos datos es muy valiosa para los fabricantes, los anunciantes y las compañías aseguradoras. Con los electrodomésticos ocurre gran parte de lo mismo y los seguros de hogar.
No se trata únicamente de poder controlar la temperatura de nuestra calefacción antes de que lleguemos a casa o saber cuán llena está nuestra nevera desde la pantalla de nuestro smartphone. El “Internet de las Cosas” es capaz de recopilar el uso que le demos a nuestro hogar, y sabrá si somos cuidadosos, si provocamos averías y con qué frecuencia o el estado general de nuestros electrodomésticos.
Por ello, estos datos significan que las empresas de seguros podrán dar un trato más personalizado a cada uno de sus clientes y ofrecerles mejores precios a aquellos que hagan un mantenimiento frecuente a su hogar, o a aquellos que hayan renovado hace poco los elementos que tienen bajo cobertura en su seguro de casa.
Muchos se echan las manos a la cabeza, afirmando que la recopilación de estos datos es un asunto preocupante en cuanto a la privacidad de los ciudadanos, pero lo cierto es que el simple hecho de tener un teléfono en el bolsillo es ya garantía de que tus datos son recopilados en grandes bases de datos que tienen un valor muy real en el mercado.
Hoy en día se estiman que existen unos 6.500 millones de dispositivos conectados al IOT y que cada día se unen unos 3 millones. Las casas, fábricas, oficinas y naves industriales comienzan a ser equipadas con sensores para detectar cambios de temperatura, humo, humedades, movimientos tectónicos y otros factores de riesgo que permitirán dar una alerta a sus ocupantes y una valoración más precisa a las compañías de seguros que cubran esas instalaciones.
Uno de los mayores problemas a los que se va a enfrentar la industria es decidir qué hará con la cantidad ingente de datos que produce el IOT. Alguien tendrá que intentar destilar el sentido de los 50 trillones de gigabites que se producirán para 2020, ¿no? No se trata únicamente de recopilar datos, sino de saber cuáles son los verdaderamente interesantes y cómo conseguirlos de una forma ordenada.
Un momento clave para los seguros
Por ello, no es de extrañar que las compañías de seguros reciban con los brazos abiertos a las casas que implementen sensores conectados que midan el uso de la calefacción, agua o efectos climatológicos. Es como usar una alarma antirrobo: una casa que lo tenga equipado tendrá menos posibilidades (un 300% menos, según Safeguardtheworld) de sufrir un robo, así que las primas para los hogares que cuenten con ella serán, lógicamente, más económicos.
Los cambios que traerá el IOT no son únicamente en los sectores de vivienda o de automoción, sino que todas las esferas de los seguros están con los ojos atentos a todos los cambios potenciales que se pueden producir: desde seguros de salud hasta seguros de vida.
Puede que aún queden años hasta que esta tecnología esté generalizada, pero no cabe duda de que lo estará a medida que los costes se abaratan y se vuelven más sofisticados. Si tienes un Seguro de Hogar MAPFRE, puedes acudir a sus expertos y consultar de qué modo te afecta incluir sensores conectados a tu casa y qué planes tienen para cuando esta tecnología esté disponible en un futuro cada vez más cercano.