Con bastante frecuencia, las reformas en casa están relacionadas con importantes quebraderos de cabeza. Al desconcierto general que se crea en la vivienda durante el tiempo que duran las obras hay que sumar los continuos imprevistos que suelen ir surgiendo en las distintas fases de la ejecución. Muchos de ellos se pueden considerar gajes del oficio, pero en otros casos el motivo radica en una actuación arbitraria o ilícita de los obreros.
Uno de los problemas que más se repiten es el incumplimiento de los plazos de la reforma. Los usuarios suelen añadir varios meses más a los establecidos en un primer momento por la empresa, ya que lo más común es que los trabajos se alarguen más de la cuenta. Esta eventualidad que suele estar bastante aceptada por la sociedad, se puede reclamar cuando existe un contrato por escrito.
Conseguir que se cumplan los plazos de la reforma
Aunque esta es una cuestión que no depende del cliente, como hemos comentado antes, en cualquier reforma en casa es imprescindible formalizar un contrato por escrito firmado por las dos partes. En el mismo se deben reflejar todas las condiciones del servicio de la forma más detallada posible para que sirva como base en caso de reclamaciones futuras.
Además de los datos de la empresa de reformas o profesional que realiza el trabajo, también tienen que aparecer las tareas que se van a efectuar, los materiales que se van a utilizar, el precio total y la forma de pago. En el acuerdo es imprescindible que se especifique la fecha de inicio y fin de las obras, así como una posible penalización por parte del proveedor en caso de que no se cumplan los plazos de la reforma.
¿Qué hacer cuando se alarga la reforma?
Si a pesar del pacto por escrito, la empresa de reformas no cumple los plazos acordados, el primer paso es ponerlo en conocimiento de la misma. Se puede hacer de forma verbal, aunque lo más recomendable es que quede constancia del aviso a través de un burofax, un correo electrónico, etc.
Lo ideal es que la situación se resuelva de manera amistosa, pero no siempre sucede y es preciso recurrir a otras opciones para reclamar el cumplimiento de los tiempos de la reforma o una indemnización por la demora.
Cuando la comunicación directa a los profesionales no funciona, se debe presentar una reclamación en alguna Oficina de Consumo. Se trata de un procedimiento extrajudicial para resolver conflictos surgidos entre consumidores o usuarios y empresas o profesionales en relación con los derechos que legal o contractualmente estén reconocidos a los primeros, tal como establece el Real Decreto 231/2008 por el que se regula el Sistema Arbitral de Consumo.
Para solucionar el problema de este modo es preciso que la empresa proveedora se adhiera al Sistema Arbitral de Consumo o en caso contrario, se debe acudir a la vía judicial.
El último recurso es acudir al juzgado para presentar una demanda por incumplimiento del contrato de la reforma de la casa. El orden jurisdiccional civil es el competente en estos casos y hay que tener en cuenta que, si la cuantía que se reclama es superior a 2.000 euros, es necesario contar con abogado y procurador.
Para justificar que no se han cumplido los plazos de la reforma es fundamental acompañar el contrato y la comunicación previa que se realizó a la empresa, así como otros documentos como facturas o presupuestos si los hubiera, e incluso un informe pericial para ratificar los hechos.
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