El seguro de hogar puede cubrir la ropa dañada durante un robo o la que se nos ha estropeado en un accidente, así como los complementos que se han deteriorado por diferentes motivos, siempre y cuando la compañía tuviera constancia de la existencia de esos objetos a través de un inventario previo. Además, es necesario tener contratadas ciertas garantías que protejan los artículos patrimoniales del contenido de una vivienda.
Protección del contenido
Los seguros de hogar se dividen en diferentes modalidades según la naturaleza del objeto que protejan. A grandes rasgos, podemos hablar de Contenido, Continente y Responsabilidad Civil. El segundo concepto engloba todo aquello que conforma la vivienda: paredes, techos, suelos, puertas… El Contenido, por su parte, abarca todos los bienes que se encuentran en el interior de la vivienda y en el trastero, o en aquellas zonas a las que sólo tiene acceso el asegurado. Hablamos de muebles, electrodomésticos, ajuar, ropa, enseres personales, o alimentos, entre otros. Se trata de objetos que pertenecen al asegurado y al resto de miembros de la unidad familiar que viven con él. Para ser considerados como tal, estos bienes deben estar bajo llave para uso exclusivo del propietario, por lo que se excluyen todos aquellos que se encuentren en las zonas comunes del edificio.
El Diccionario MAPFRE de Seguros define el contenido como “la cobertura para artículos patrimoniales que son movibles, es decir, no unidos a la estructura de un edificio, como muebles, aparatos de televisión, ropas y otros bienes familiares”.
Un inventario detallado
Para calcular el valor de todos los bienes que componen el contenido, conviene realizar un inventario lo más detallado posible para trasladárselo a la compañía aseguradora. Hay que cerciorarse de que no nos hemos dejado nada, sobre todo aquellas pertenencias que para nosotros posean un valor especial. Solo así, cubriremos nuestras pertenencias ante los daños que puedan causar robos, incendios o inundaciones.
Ropa dañada en un robo
La mayoría de seguros del hogar protege, también, los robos fuera de casa. Si ha habido un forcejeo violento en el que se ha roto o manchado la ropa, el seguro se hará cargo de ella, según las garantías que hayamos contratado con la póliza.
Igualmente, la póliza de incendios cubre la ropa que se ha quemado entre las llamas. Pero no en todos los casos. Si el incendio ha sido provocado deliberadamente por el asegurado, lógicamente el seguro se mantiene al margen. Si el fuego se debe al calor que desprenden ciertos objetos (dejar la plancha encendida sobre la ropa, un cigarrillo mal apagado…), tampoco cubrirá los desperfectos ocasionados.