A la hora de poner en alquiler un piso, los arrendadores siempre tienen la incertidumbre del tipo de arrendatario que vivirá en el inmueble en cuanto a si cumplirá con los pagos mensuales o si mantendrá la vivienda en buenas condiciones. Para asegurar la primera cuestión era bastante habitual pedir un aval bancario o personal al inquilino, pero en la actualidad esta gestión se va sustituyendo cada vez más por la contratación de un seguro de protección de alquileres.
A través de estas pólizas, el propietario se asegura el cobro de la renta por parte del inquilino y además, en la mayoría de los casos incluyen una cobertura para indemnizar al arrendador por posibles desperfectos ocasionados por el arrendatario. Es una alternativa muy práctica para que el dueño pueda cubrirse las espaldas en caso de impago y al mismo tiempo para que el inquilino no tenga que desembolsar una gran cantidad de dinero para el aval aun siendo solvente.
Los seguros de protección de alquileres también ofrecen defensa jurídica al arrendador para los conflictos que puedan derivarse del contrato de alquiler, incluyendo el desahucio, y asistencia en el hogar para aquellas reparaciones urgentes que haya que realizar.
¿Cómo se calcula el precio del seguro de protección de alquileres?
A grandes rasgos, la prima de una póliza de este tipo oscila entre el 2,5% y el 5% de la renta anual que debe abonar el inquilino. Por este motivo, es lógico que la subida de los alquileres afecte de forma directa al seguro de protección de alquileres, ya que el respaldo que ofrecen estos seguros al propietario se calcula en función de lo que tiene que desembolsar el arrendatario por el alquiler.
Es preciso aclarar que antes de formalizar el contrato de un seguro de este tipo, la compañía aseguradora debe realizar un estudio de solvencia del futuro inquilino para comprobar si podrá asumir sin problema la renta del alquiler. Para ello, se hace una comparativa entre los ingresos del candidato y la cuota mensual; el resultado no puede ser superior en ningún caso al 50%. Asimismo, en este estudio también se contempla si el inquilino aparece en algún listado de morosos.
A pesar de las ventajas que presentan los seguros de protección de alquileres, todavía son muchos los arrendadores que se decantan por alquilar su vivienda sin esta protección. Aunque a priori, el precio del seguro pueda parecer un desembolso importante, en un futuro puede suponer la mejor garantía para no perder dinero. Además, en la actualidad las compañías aseguradores suelen ofrecer a sus clientes cierta flexibilidad para pagar la prima, de forma fraccionada o total.
También hay que señalar que los seguros de protección permiten a los dueños alquilar sus viviendas antes, ya que con este tipo de pólizas tienen asegurado el cobro de las mensualidades y no tienen que exigir a sus inquilinos ningún aval bancario que en la mayoría de las ocasiones no pueden hacer frente y les lleva a buscar otras viviendas.
No obstante, hay que tener en cuenta que no todas los inmuebles de alquiler pueden estar asegurados con un seguro de protección de estas características. Digamos que sólo es posible para los pisos que se arriendan durante un largo tiempo, pero en ningún caso para los vacacionales o secundarios, plazas de garaje, locales de negocio, etc.