Que un café sea malo, bueno o el mejor que hayas probado depende de muchos factores que suelen pasar desapercibidos fruto de las prisas o de la rutina. Por eso, es hora de que te des la oportunidad de disfrutar de un café de calidad.
1.- El café sí importa
Si eres de los que compra el café que está en oferta o el que cuadra según el súper donde hagas la compra, ya estás cometiendo el primer error. La calidad del café que obtengas depende directamente de la materia prima que utilices.
Para un café excelente es importante contar con un buen grano de café, sí, grano: los expertos en café aseguran que es mejor comprar el café en grano y molerlo en casa con un molinillo doméstico en el momento en que vayas a poner la cafetera. Un detalle muy relevante: debes moler solo la cantidad que vayas a usar cada vez.
Hay una gran variedad de cafés en cuanto a origen y tipos, este tipo de detalles influyen más en el gusto que en la calidad y, por lo tanto, es cuestión de probar y comprar el café que más te apetezca: más o menos fuerte, aromático y ligero en textura olor y sabor.
Un plus de calidad: si quieres disfrutar de una bebida de café absolutamente plena de sabor y aroma, compra granos de café recién tostado en una tienda especializada, totalmente natural. Si quieres ir aún más lejos para controlar el proceso al máximo, tuesta tú mismo el grano en casa. La diferencia se nota.
2.- El agua también hay que elegirla
No nos engañemos: para dormir los famosos “cinco minutitos más”, algunas veces llenas la cafetera de agua la noche anterior, pero estás restando sabor e intensidad a tu bebida de café. Ten en cuenta que el agua es el principal ingrediente de un café, por lo tanto, ¿cómo no va a ser importante?
Utiliza siempre agua fresca y corriente, recogida en el momento en el que vayas a preparar el café. Si la calidad del agua corriente –del grifo- de tu zona es buena, adelante, puedes hacer el café con ella. Sin embargo, si el agua de tu ciudad tiene sabor, exceso de cal o de hierro, por ejemplo, ten en cuenta que esos sabores también van a aparecer en tu café o al menos, mezclarse con él, cambiando su sabor y su calidad. Por otro lado, para hacer un café en el que no se pierda ninguna de las cualidades del grano elegido, lo más recomendable es utilizar agua mineral o filtrada para preservar al máximo el sabor y evitar mezclas. Apuesta por un agua equilibrada y natural.
La temperatura del agua también importa y no tiene que estar hirviendo. Mejor utiliza agua a temperatura ambiente. No es necesario que la tengas en el frigorífico, pero tampoco es recomendable que la calientes antes y mucho menos que la utilices al punto de ebullición. Los expertos cafeteros aseguran que es mejor calentar la taza que el café para resguardar su sabor y aroma al máximo.
3.- Conservación
Nunca vas a conseguir un café perfecto si guardas el café molido en un gran bote –aunque sea hermético o de vidrio- en cualquier armario de tu cocina. Es cierto que el café puede conservarse así, basta con que lo tengas en un lugar fresco, pero si de verdad buscas un café de calidad, esta no es la forma de conservar la materia prima para obtenerlo.
Compra el café –en grano- en cantidades pequeñas, procurando no almacenar más de medio kilo. Intenta que la cantidad que tengas guardada en casa no exceda los 200 gramos, especialmente si solo eres una persona y tomas café una única vez al día.
Para guardar el grano de café recuerda que es imprescindible un lugar fresco y lejos de fuentes de calor como calefacciones, cocinas o calderas, pues cualquier elemento que despida calor es un mal compañero para tus granos de café. Si vives en un lugar muy cálido, puedes poner el grano en la nevera, pero bien cerrado y en la zona de menos frío.
El café ya molido debe conservarse igualmente en un lugar fresco y sin humedad, prestando especial atención a la forma de aislarlo y cerrarlo cuando ya está molido. Es importante que no pierda aroma ni propiedades, lo cual puedes conseguir utilizando botes con cierres al vacío o tapando primero el recipiente que contenga el café molido con papel transparente de cocina y, a continuación, con la tapa del bote, para asegurarte un buen aislamiento y conservación.
4.- Instrumentos
Hay muchas técnicas para hacer café y en todas ellas, si utilizas materia prima de calidad y sigues el procedimiento con atención, obtendrás un café delicioso. Puedes hacer el café en máquinas eléctricas y de máxima potencia (bares), puedes usar una cafetera de filtro y goteo, una máquina de cápsulas o una tradicional italiana, entre otras. Hay quienes incluso se decantan por infusionar café recién molido en un trozo de tela hecha con fibras naturales, como lo pueden ser el lino, el yute o el algodón de franela.
Al margen de la máquina que uses o técnica para obtener café, es importante que respetes los tiempos indicados en cada caso y que cuides todas y cada una de las partes que componen las diferentes cafeteras o sistemas. No descuides ni la limpieza ni el mantenimiento y prioriza la calidad en cada una de las piezas de tu kit para hacer café.
El molinillo también forma parte de las herramientas necesarias para disfrutar de un café de calidad. No escatimes en ello si estás dispuesto a tomar un buen café. Un molinillo eficiente y cuidadoso con los granos de café puede ser caro, pero lo tendrás para siempre, no sólo porque está diseñado para durar, sino porque (al igual que la cafetera y otros electrodomésticos) puedes incluirlo en tu póliza de seguro del hogar. Los más puristas recomiendan molinillos manuales y tradicionales, pero los eléctricos son más rápidos y fáciles de usar.
La taza en la que tomas tu café es probablemente la gran olvidada en el ritual y, sin embargo, es el último eslabón para lograr degustar un café perfecto. Apuesta por tazas del tamaño adecuado a la cantidad de café que vayas a tomar, extrema la limpieza y seca a la perfección el recipiente antes de echar el café. Una taza manchada o que mantenga sedimentos de cafés anteriores puede distorsionar el sabor, aroma y textura del tu café: no tengas miedo de descartar una taza que se muestra amarillenta o cuarteada por la excesiva exposición al líquido caliente y elige siempre tazas hechas con materiales poco porosos como el cristal o la porcelana.
Hacer un café de calidad no es difícil, pero sí exige tiempo. Si te decides a seguir todos estos consejos, descubrirás todo lo que supone para los sentidos tomar un café ideal. El placer de degustar una bebida sabrosa y aromática en su punto de calidad supera con creces la dedicación que te pide a cambio. Cuando cambies tus costumbres en compra, conservación y elaboración del café, no lo verás tan complicado.
Recuerda, además, que a la hora de contratar tu Seguro de Hogar MAPFRE puedes elegir que tu póliza englobe continente (la vivienda en sí) y contenido (objetos de valor como todos tus instrumentos para preparar un buen café). Consulta con tu asesor de seguros la opción que mejor se adapte a tus necesidades y desayuna tranquilo.