Hay veces que, en determinadas situaciones, no encuentras la respuesta adecuada y tus palabras llegan a tu mente minutos más tarde, cuando ya no las puedes utilizar.
¿Qué es?
Se trata de esta sensación incómoda de encontrar las palabras perfectas cuando ya es demasiado tarde y que suele venir acompañada de un sentimiento de arrepentimiento y, además, de enfado o de ira.
Puede ocurrir, por ejemplo, en aquellos casos en los que estás discutiendo un tema con una persona y te está rebatiendo tus argumentos, aunque eres consciente de que hay una opción para llevar razón. Sin embargo, es después, pasado el tiempo, cuando estás dándole vueltas o incluso estás pensando en otras cuestiones o realizando tareas rutinarias, cuando la respuesta perfecta aparece.
En estos momentos, suele haber una mezcla de satisfacción por haber resuelto el enigma, pero que acaba en una sensación amarga por no poder usarla.
Orígenes
En cuanto a su procedencia, es una expresión que viene del francés, L’esprit de l’escalier. Tiene su origen en la descripción del escritor, enciclopédico y filósofo Denis Diderot de una situación que tiene lugar en Paradoxe sur le Comédien, La paradoja del Comediante.
En su obra se detalla un comentario que le dejó sin respuesta: “Un hombre sensible, tal como yo, abrumado por el argumento esgrimido contra él, se siente confundido y sólo puede pensar claramente cuando baja hasta el final de las escaleras”, haciendo referencia a la estructura de la vivienda a la que había sido invitado.
En estas construcciones, la recepción está en una planta diferente, por lo que bajar las escaleras significaba en la mayoría de los casos haber abandonado el lugar donde se estaba llevando a cabo la discusión.
Sin embargo, ahora que sabes lo que es el espíritu de la escalera, podemos añadir que, en realidad, en el siglo XVIII la traducción más común de la palabra esprit no era espíritu, si no la de ingenio, que puede estar más relacionada con la capacidad para encontrar la respuesta adecuada en el momento justo.