Los seguros de vida con capital decreciente son una excelente opción cuando se contrata un préstamo personal o una hipoteca. Su función consiste en garantizar una estabilidad financiera en caso de fallecimiento o invalidez para evitar que los familiares más directos tengan que asumir las obligaciones financieras pendientes.
¿Cómo funciona el capital decreciente?
Los seguros de vida decrecientes son una modalidad en la que el capital se va reduciendo año tras año, a diferencia de lo que ocurre en el resto de pólizas por norma general. Esto se explica porque el objetivo principal es cubrir el capital del préstamo que va quedando pendiente de liquidar por el asegurado a medida que pasa el tiempo.
En estos seguros, el beneficiario es la entidad bancaria, la cual percibe la cuantía asegurada si sucede alguno de los hechos especificados en el contrato. De este modo, cuando el titular del crédito no puede hacer frente a la deuda por cualquier motivo, la misma queda cubierta de forma directa, sin necesidad de que afecte a los herederos o avalistas.
Por lo tanto, la prima anual del seguro de vida decreciente se reduce anualmente como consecuencia del capital que se haya amortizado en el periodo anterior. Según esta regla, cuanto mayor sea la liquidación de la deuda, menos cuantía se debe pagar en concepto del seguro, ya que el riesgo se va disminuyendo.
El funcionamiento de estas pólizas explica que normalmente se contraten con préstamos u otro tipo de créditos que tengan fijado un plazo de vencimiento determinado. Estos seguros están diseñados para cubrir el capital concreto que quede por pagar en cada año.
¿Qué diferencias existen con un capital creciente?
A diferencia de los seguros de vida con capital decreciente, en las pólizas crecientes el capital asegurado va aumentando año tras año según lo que esté determinado en las condiciones del contrato. En este caso, el objetivo es evitar que la cuantía acumulada se quede insuficiente a medida que pasa el tiempo.
En función de cada compañía aseguradora, el capital puede crecer según las subidas del IPC o un porcentaje determinado (3%, 5%, etc.). Lo más recomendable es valorar las distintas modalidades de seguros de vida crecientes para elegir el que mejor se amolde a las necesidades que se prevén en el futuro.
¿Es aconsejable contratar un seguro de vida decreciente?
Los seguros de vida con capital decreciente son una opción perfecta para quienes tienen entre 18 y 45 años. En las personas jóvenes, esta póliza resulta muy económica, pero a partir de dicha edad, el coste puede suponer un inconveniente. Además, se debe tener en cuenta que las primas que se pagan durante los primeros años del préstamo son más altas. A medida que el capital pendiente de amortizar se va reduciendo, este tipo de seguros resultan sumamente interesantes.
Por estos motivos, algunos expertos recomiendan contratar un seguro de vida con capital fijo en vez de decreciente, donde el beneficiario sea algún familiar. De esta manera, es posible que la persona de confianza gestione el capital de la póliza para liquidar el crédito bancario y perciba la parte que reste para sufragar los gastos que se hayan ocasionado.
En cualquier caso, siempre es conveniente recibir asesoramiento por parte de un experto en seguros de vida. Valorando las circunstancias personales y resolviendo todas las dudas es posible tomar la decisión más acertada.