De forma irremediable, la muerte es inseparable de la vida, aunque a pesar de esta certeza, la mayoría de la gente elude hablar de este tema. Es cierto que superar el duelo por el fallecimiento de un ser querido es un proceso muy duro en el que realizar las gestiones del entierro no ayuda demasiado. Por ello, millones de personas en nuestro país optan por tener contratado un seguro de decesos con el objetivo primordial de sufragar los gastos que conlleva un funeral y evitar así que suponga un problema económico para los familiares.
Sin embargo, a pesar de lo práctico que resulta este tipo de póliza, existe un gran desconocimiento sobre las coberturas de los seguros de decesos; lo que realmente incluyen y su funcionamiento. Alrededor de este seguro se configuran algunos mitos que en muchos casos son falsos y en otros, se tratan de verdades a medias. Sobre todo, quienes se muestran reacios a su contratación suelen alegar que no compensa pagar una prima durante toda la vida. Para desmontar esta teoría basta con hacer algunos cálculos para averiguar a cuánto asciende la cifra de pagar al contado un entierro.
Verdades y mentiras sobre los seguros de decesos
- Los seguros de fallecimiento son un asunto exclusivo de las personas mayores: con total probabilidad se nos viene a la mente la imagen de los abuelos pagando cada cierto tiempo esta póliza, pero lo cierto es que pensar en el futuro es una cuestión que debe afectar a cualquier grupo de edad media. Además, la ampliación de coberturas por parte de las compañías aseguradoras está provocando que los seguros de decesos lleguen a usuarios cada vez más jóvenes.
- Los cambios de compañía conllevan una penalización: al igual que en cualquier otro seguro, en los de decesos también cabe la posibilidad de cancelar la póliza cuando el cliente lo decida. Sin embargo, en estos casos se debe considerar que se puede perder el capital aportado hasta ese momento por la configuración propia del seguro. Por lo tanto, lo más recomendable es elegir bien desde el principio y no realizar ningún cambio, salvo circunstancias excepcionales.
- El seguro de decesos únicamente sirve para pagar los gastos del entierro: aunque la principal cobertura es el servicio funerario completo, también es posible beneficiarse de otros servicios que resultan de gran ayuda cuando se produce el fallecimiento, así como otros para disfrutar en la vida diaria por todos los integrantes de la familia. Entre ellos cabe destacar la tramitación de documentos por defunción, ayuda psicológica, consulta jurídica familiar, traslados nacionales e internacionales, asistencia en viaje, gastos extraordinarios de médico forense y asistencia odontológica.
- El periodo de carencia es muy restrictivo: este concepto hace referencia al tiempo que establece cada compañía durante el cual no se puede acceder de forma plena a todas o algunas de las coberturas del seguro de decesos. Por tratarse de una póliza de fallecimiento, este periodo no es ni más ni menos limitativo, sino que funciona igual que en cualquier otro tipo de seguro. Es muy importante conocer esta información antes de firmar el contrato y conviene saber que existen grandes diferencias entre unas aseguradoras y otras.
- El precio del seguro de decesos es más alto de lo que cuesta un funeral: el hecho de tener que asumir de repente el entierro de un ser querido provoca un importante agujero en el presupuesto familiar. Además, según la población, los costes del sepelio se incrementan de forma notable en comparación con otras zonas. Conviene tener en cuenta que un seguro de decesos no cubre únicamente los servicios de inhumación o incineración, sino que también contempla el nicho o la sepultura, la lápida y el servicio de tanatorio y funeraria, con los consiguientes elevados costes que ello supone.