Aunque en muchas ocasiones surjan dudas, en los últimos tiempos, la cobertura de dependencia en los seguros de vida constituye un buen respaldo ante un futuro imprevisible. Por desgracia, ninguna persona está exenta de sufrir un accidente o una enfermedad que le haga perder su independencia física o psíquica. Tanto en estos casos como a medida que se va envejeciendo, es necesario contar con una ayuda para realizar las tareas básicas del día a día.
Existen distintos niveles de dependencia que cubren los seguros: dependencia severa y gran dependencia. En el primer supuesto, es imprescindible recibir asistencia para llevar a cabo las actividades cotidianas, aunque no es precisa una atención permanente. Sin embargo, una persona con gran dependencia necesita una ayuda constante para realizar cualquier función de su vida diaria con un apoyo continuado. Por lo tanto, la pérdida de la autonomía puede ser total o parcial y en función del grado, será necesario recibir la ayuda de un tercero en mayor o menor medida.
Seguro de dependencia frente a la Ley de Dependencia
El aumento de la esperanza de vida está derivando en un incremento del número de personas dependientes. Por ello, hace algunos años que entró en vigor la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, más conocida como la Ley de Dependencia. El objetivo de esta norma era configurar un sistema de prestaciones públicas destinado a las familias con algún miembro que no se pueda manejar por sí mismo y necesite cuidados continuos.
Sin embargo, desde que se puso en marcha esta ley en el año 2006, las ayudas para proteger a este colectivo se han caracterizado por un retraso prologado, así como por cuantías insuficientes. En este contexto, lo más recomendable es contar con un seguro de vida que incluya la cobertura de dependencia para cubrir al completo las necesidades que puedan surgir en caso de sufrir una discapacidad o cualquier tipo de limitación física o psicológica.
¿Qué garantiza un seguro de dependencia?
Al producirse el hecho que da derecho a beneficiarse de la cobertura de dependencia, el asegurado puede recibir ayuda de diferentes formas. En función de la póliza que se haya contratado y de la política de la compañía aseguradora, es posible obtener una indemnización en forma de renta, capital o bien a través de la prestación de unos servicios concretos para materializar la asistencia necesaria. En este último caso, las garantías más habituales suelen ser el servicio de ayuda a domicilio, cuidado personal, teleasistencia, estancia en una residencia o centro especializado, etc.
No obstante, hay que tener en cuenta que cada aseguradora establece sus propias limitaciones y exclusiones para acceder a estas coberturas del seguro de vida. Así, antes del momento de la firma del contrato, lo más probable es que sea necesario cumplir con algunos requisitos médicos, así como informar sobre cualquier enfermedad que se haya tenido. Por otro lado, también es importante leer detenidamente las exclusiones de la póliza, ya que algunas situaciones quedan fuera de la aplicación de la cobertura.
En cualquier caso, la cobertura de dependencia siempre supone un motivo de tranquilidad, sabiendo que existe una buena protección ante cualquier hecho súbito que pueda ocurrir en la vida. Esta calma es mucho mayor si se tiene familia, ya que la utilidad de estos seguros evita que el cónyuge o los hijos se vean obligados a realizar un desembolso económico si se produce un hecho que dé lugar a una situación de dependencia.