Las embarcaciones neumáticas son un tipo de bote ligero que cuenta con la parte delantera y los lados fabricados con tubos flexibles llenos de aire o gas a presión. Existen diferentes modelos de este tipo de lanchas, desde algunos muy pequeños que no sobrepasan los dos metros de eslora y se mueven con remos hasta otros que pueden alcanzar los 8 metros e incorporan motores de gran potencia.
En función del tipo de bote, los usos son diferentes. Las lanchas con un tamaño más reducido se suelen emplear como una embarcación auxiliar de otra más grande, sobre todo en las funciones de salvamento y para ayudar que los pasajeros lleguen a tierra o se acerquen a una determinada playa cuando el barco no pueda aproximarse hasta allí. Por otro lado, cuando el bote es de un tamaño superior y cuenta con un propulsor para moverse rápidamente, se utiliza principalmente en actividades de recreo, vigilancia o asistencia.
En una posición intermedia, en el mercado es posible encontrar una gran variedad de lanchas neumáticas con unas dimensiones y potencias medias que se posicionan como las más vendidas gracias a su practicidad. Habitualmente, este tipo de embarcaciones se adquieren para un uso particular, como por ejemplo salir a pescar o dar un paseo por algunas zonas.
Otros tipos de embarcaciones neumáticas
Estos botes también se pueden diferenciar por el material del que están fabricados que, generalmente, suele ser PVC, neopreno o poliuretano. Los componentes deben ser lo suficientemente resistentes para aguantar las horas de navegación, así como los efectos que provocan la sal del mar y los rayos de sol.
Otra clasificación hace referencia fundamentalmente a dos tipos: embarcaciones neumáticas semirrígidas y embarcaciones neumáticas de tabillas. En el primer caso, no es posible desinflar el suelo, sino solo los laterales, algo que no ocurre en las segundas. Por ello, los botes de tablillas suponen una opción más cómoda para transportar y guardar, ya que se pueden desmontar y doblar. No obstante, las semirrígidas ofrecen una mayor seguridad durante la navegación a pesar de que se tengan que transportar en un remolque o dejar amarradas en el agua.
Mantenimiento de las embarcaciones neumáticas
Realizar unos cuidados básicos de forma periódica es fundamental como medida preventiva, tanto para evitar averías como para alargar su vida útil. Entre las principales recomendaciones se encuentran:
- Dado que gran parte del funcionamiento de las embarcaciones neumáticas depende de los tubos de aire, es importante prestar atención al inflado. Se deben seguir al pie de la letra las indicaciones del fabricante para realizar esta tarea de forma correcta.
- Aunque los materiales son altamente resistentes, en ocasiones es posible que se produzca algún pinchazo. Para prevenir este daño, conviene no manipular elementos punzantes cerca de la lancha.
- Al igual que cualquier otro tipo de barco, en las embarcaciones neumáticas también se debe dedicar el tiempo necesario a las labores de limpieza. Así, además de conseguir que mantenga un buen aspecto, se retiran los restos de sal, grasa o combustible que tanto perjuicio causan a la superficie. Esto también implica que cada cierto tiempo sea necesario desmontar la lancha para realizar una limpieza a fondo.
- En ocasiones se puede dejar amarrado el bote en el mar, pero no es recomendable abusar de esta práctica. Lo más aconsejable es poner la embarcación en tierra después de varios días en el agua.
- A la hora de guardar la lancha es importante elegir un sitio seco y colocarla de tal forma que no se dañe ninguna parte.