No existe una respuesta uniforme a la cuestión de cuál es la mejor edad para que un niño aprenda a esquiar, ya que depende de multitud de factores. A pesar de que este deporte tiene muchos beneficios para los niños, desde otro punto de vista, no es determinante una iniciación temprana para que en el futuro se conviertan en esquiadores con un nivel avanzado.
Es importante no tener prisa en este sentido, por lo que durante los primeros años de vida es recomendable que el pequeño se vaya relacionando con la nieve poco a poco con el objetivo de crear experiencias positivas. En ningún caso debe constituir una obligación para el niño, ya que provocaría su rechazo hacia el esquí.
Teniendo en cuenta estas recomendaciones básicas, la edad recomendada para aprender a esquiar se sitúa entre los 3 y 5 años. La mayoría de escuelas no suelen aceptar a niños con una edad inferior a ésta, debido a que no han crecido lo suficiente para poder moverse por la nieve. A partir de ahí, es probable que el niño haya adoptado más fuerza y tanto su sistema motriz como su capacidad mental serán las adecuadas para adentrarse en este deporte.
Sin embargo, no sólo es importante atender a la edad, sino sobre todo a la condición física, coordinación, equilibrio, etc., del pequeño para aprovechar al máximo las clases e ir avanzando en el esquí.
La edad para aprender a esquiar no lo es todo
Por norma general, la introducción de los pequeños en el mundo de la nieve suele ser a través de juegos para familiarizarse con ella. Después, cuando ya ha quedado claro que al niño le gusta la nieve, comienzan las clases para aprender a esquiar.
Las técnicas que se utilizan ayudan a que el niño adquiera ciertas habilidades sociales y, sobre todo, desarrolle su equilibrio, coordinación, fuerza y resistencia. La clave en estas edades tan tempranas para conseguir cada vez un mayor perfeccionamiento es la paciencia. Es lógico que los más pequeños deben superar algunos miedos de forma progresiva antes de lanzarse a la pista sobre los esquís. Por ello, lo más recomendable es que los padres confíen en los profesores, dado que ellos conocen el nivel del niño y pueden ir marcando el ritmo según cada caso. A medida que vaya creciendo y cumpla 8 o 9 años, es posible ver cómo los avances son más rápidos.
En cuanto a las clases que un niño necesita para aprender a esquiar, depende de cada uno. A grandes rasgos, para que el progreso sea notorio, es aconsejable dar 2 o 3 horas cada semana. De este modo, es probable que, con el paso de los años, pueda moverse con soltura por casi todas las pistas.
En función de la edad del niño y sus características físicas, conviene consultar los servicios de la estación de esquí para confirmar que puede practicar este deporte. Aun así, lo más importante es confiar en unos profesores que cuenten con la suficiente experiencia en la enseñanza de pequeños, que la organización sea la adecuada y que se encargarán de que no sufra ningún accidente. Del mismo modo, es fundamental elegir una estación de esquí que cuente con diferentes configuraciones de montaña que se adapten a todos los niveles.