En los últimos diez años, cerca de dos millones de peregrinos han recorrido a pie, en caballo o en bicicleta el Camino de Santiago, una de las experiencias más gratificantes que hay que hacer, al menos, una vez en la vida. Existen empresas que organizan la ruta y planifican el camino a seguir y facilitan el apoyo necesario. Sin embargo, son muchos los que optan por hacerlo de forma independiente, ya que así se goza de una libertad mayor que permite saborear al máximo el camino. En este último caso, conviene hacerlo con todas las garantías. Además de incluir en la maleta con todo lo necesario e imprescindible, hay que proveerse de un botiquín para el Camino de Santiago, y contar con el respaldo de un seguro de viajes acorde a las necesidades.
Qué cubre un seguro de viaje de aventura
Los seguros de viaje de aventura son algo más que un seguro de viajes, ya que cubren los percances que puedan surgir en situaciones de riesgo, bien por la práctica de un deporte o por una determinada actividad. Es la póliza recomendada para los más aventureros, y generalmente incluye, entre otras ventajas:
- Asistencia médica por enfermedad o accidente del asegurado con un límite muy superior al que se tiene normalmente en una póliza de viaje.
- Traslado de repatriación en caso de haber algún fallecido.
- Gastos de rescate en situaciones mucho más acotadas.
En el Camino de Santiago, donde la fuerza física y las propias limitaciones se llevan al extremo, conviene contar más que nunca con estas garantías.
Lesiones más comunes del Camino de Santiago
Además, hay que prestar atención a los incidentes puntuales que se puedan sufrir. Entre ellos, los más habituales son:
- Ampollas: es la dolencia más habitual. De hecho, cuatro de cada cinco peregrinos sufren ampollas causadas por la fricción constante entre el calzado y la piel maltratada y deshidratada por los kilómetros caminados, o por la excesiva sudoración.
- Tendinitis: la marcha continuada puede sobrecargar el cuerpo, dando lugar a la inflamación de un nervio situado en las piernas o en la zona lumbar.
- Lesiones de rodilla: hacer el Camino de Santiago sin la debida preparación física, unido a un exceso de peso, puede desembocar en la inflamación de la articulación de la rodilla, lo que causa un dolor gradualmente agudo y disminuye la capacidad de caminar.
- Golpes y caídas: es un tipo de dolencia muy común en los que deciden recorrer el Camino en bici, ya que los desniveles del terreno pueden jugarles alguna mala pasada.
Botiquín para el Camino de Santiago
Según las dolencias más habituales de los peregrinos, un buen botiquín para el Camino de Santiago debe contener lo siguiente:
- Analgésicos: por ejemplo, paracetamol.
- Ttiritas o apósitos para las ampollas.
- Antiséptico y desinfectante para curar heridas y ampollas.
- Alcohol sanitario.
- Gasas esterilizadas.
- Vendas para sujetar los apósitos.
- Esparadrapo para fijar los vendajes.
- Antidiarreico.
- Crema analgésica antiinflamatoria para el dolor muscular.
- Antihistamínicos tópicos u orales para picaduras.
Para prevenir determinados problemas:
- Barra de cacao labial.
- Repelente contra insectos.
- Vaselina para evitar rozaduras.
- Protector solar.
- Crema hidratante.
Esta lista es meramente orientativa. Lo más recomendables es recibir el asesoramiento de un farmacéutico que pueda establecer lo necesario sin problemas de contraindicaciones o efectos secundarios.