Cuando acudimos al veterinario con nuestro perro, lo normal es que se le realice una exploración general para asegurarnos de que todo está en orden. En este chequeo, el veterinario observará la nariz, los ojos, la boca e incluso examinará sus articulaciones y medirá la temperatura corporal del animal.
Es en esta revisión donde el experto valorará el estado de la boca del can y nos recomendará limpiarla o esperar después de analizar los dientes y encías.
A diferencia de las personas, los perros no se cepillan los dientes 3 veces al día, por lo que cuando acudimos al veterinario, es bueno recordarle que valore la boca de nuestra mascota y nos diga si es necesario hacer una limpieza bucal o en caso contrario, cuándo debemos hacerla para mantener su higiene.
Las bacterias en la boca de los perros son muy habituales y se pegarán al diente (placa bacteriana) sin que podamos verlas. Más tarde, la mezcla de esta placa con la saliva dará lugar al sarro. Este último, más fácilmente visible, de color verde marronáceo y que aparecerá en los dientes del perro, colmillos, muelas, incisivos, etc. Causándole daño en las propias piezas y, en ocasiones dolor e inflamación en las encías.
Es importante tener claro que no hace falta esperar a que nuestro perro tenga sarro para hacerle una limpieza bucal. Es más, lo ideal es llevar unos hábitos de higiene constante en casa y realizar una limpieza en profundidad anualmente para evitar:
- Halitosis: mal aliento debido a la acumulación de bacterias y de sarro.
- Inflamación de las encías: esto provocará dolor a la hora de comer y masticar, pudiendo en ocasiones hacer que el animal deje incluso de comer. En estos casos, los síntomas del perro son anorexia, fiebre si la infección es severa y decaimiento.
- Problemas cardiovasculares: Cuando las bacterias pasan al torrente sanguíneo, pueden llegar al corazón y provocar endocarditis, generando problemas posteriores.
- Abscesos infra orbitales: si el perro tiene mucha infección en la boca, estas bacterias pueden hacer abscesos en la raíz del diente, y esa infección intentará por algún sitio provocando abscesos, que supurarán contenido purulento y causarán dolor y molestias al animal.
Este problema no mejorará hasta que no se quite la pieza que lo causa. Es muy frecuente en razas pequeñas como el yorkshire o caniche, que suelen tener más enfermedades periodontales que el resto.
¿Cuándo se debe hacer una limpieza de boca?
Cuando acudimos al veterinario porque nuestro perro tiene un absceso en una muela o porque no come y sus encías están rojas e inflamadas es fácil tomar la decisión de hacer una limpieza de boca. Pero cuando la boca “no está tan mal”, a veces preferimos esperar, algo muy poco recomendable ya que esto tiene consecuencias:
- Perder piezas dentales.
- El perro deje de comer.
- Tiene dolor y molestia.
- Puede sufrir problemas cardiacos.
No es necesario con los avances que hay hoy en día esperar a estas situaciones y poner en riesgo a nuestro mejor amigo.
¿En qué consiste la limpieza de boca?
Las limpiezas de boca se realizan bajo anestesia general por dos motivos:
- El primero y más importante, para que, mediante anestesia general, podamos tener al perro intubado y así a la hora de eliminar el sarro y bacterias, la tráquea estará más protegida frente a estos residuos, evitando así una neumonía por aspiración, entre otras complicaciones.
- Los perros no están quietos y no puedes decirles que no se muevan, por eso es más seguro dormirle para realizar este procedimiento, y una vez termine despertarle sin problema.
Una vez esté anestesiado, con un equipo de ultrasonidos se procede a retirar el sarro y cualquier otro tipo de residuo, siempre protegiendo muy bien el diente. Se limpian las caras externas e internas de todos los dientes.
Después se realiza un pulido dental, para eliminar la placa bacteriana del diente (la que se formaba antes que el sarro y no se ve).
Después de esto, se despierta al perro de la anestesia general y se mantiene en el centro veterinario hasta que esté despierto y activo, tal y como ingresó.
En función de si hay extracciones de piezas que hay que retirar o si no hace falta, el veterinario instaurará un tratamiento con antibiótico y antinflamatorio.
Una vez que la boca esté limpia, se puede empezar a tratar con pastas dentales u otros productos de mantenimiento para evitar que el sarro vuelva a aparecer.
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Gema García Quintero
Veterinaria