La adquisición de un automóvil supone una gran inversión, por lo que es sumamente importante elegir un buen seguro para el coche nuevo. Además, no hay que olvidar que todos los vehículos a motor deben contar, como mínimo, con una póliza que cubra la responsabilidad civil para moverse por la vía pública. En caso contrario, el propietario puede enfrentarse a las siguientes consecuencias:
- Una sanción económica que oscila en torno a 1.500 euros.
- La inmovilización del vehículo entre uno y tres meses.
- Si se produce un accidente, el conductor será el responsable civil y penal por los daños físicos y materiales que se ocasionen a terceros.
¿Traspasar la póliza a un coche nuevo?
Si ya se contaba con un seguro de un coche anterior, una de las opciones más habituales es solicitar a la aseguradora el traspaso de dicha póliza al nuevo vehículo. Esta decisión permite aprovechar la prima que se hubiera abonado, aunque es posible que se produzca un aumento en el precio como consecuencia del cambio de valor del automóvil.
No obstante, la mayoría de los propietarios de coches nuevos se suelen decantar por cambiar de seguro para ampliar las garantías de su antigua póliza. Este trámite se puede realizar con la misma aseguradora o con otra diferente. En este último caso, merece la pena estudiar los descuentos y las bonificaciones que ofrecen algunas compañías a los nuevos clientes.
Coberturas en un seguro de coche nuevo
Al asegurar un coche nuevo se debe tener en cuenta que la póliza incluye las siguientes coberturas:
- Daños propios del vehículo: esta garantía únicamente está disponible en los seguros a todo riesgo. Su importancia es notable, ya que cubre los daños que se produzcan en el propio vehículo a consecuencia de un accidente en el que la responsabilidad recae sobre el conductor. No hay que olvidar que la reparación de un coche nuevo es muy costosa. En caso de no disponer de esta garantía, el propietario debería asumir el gasto por completo.
- Rotura de parabrisas y lunas: es recomendable que la póliza contemple tanto la rotura parcial como total de los cristales del vehículo. Los nuevos modelos suelen integrar lunas más sofisticadas, sobre todo en la parte delantera donde se incorporan los sensores de los sistemas de ayuda a la conducción. Por ello, es importante contar con un servicio de calidad en este sentido.
- Robo: el seguro de un coche nuevo debe cubrir al propietario frente a los daños ocasionados por la sustracción ilegítima del vehículo o de sus piezas. En caso de pérdida total, el asegurado puede tener la posibilidad de elegir entre indemnización o reposición. Se calcula que en España se roban 120 coches al día y es obvio que los vehículos recién salidos del concesionario constituyen uno de los principales atractivos para los delincuentes.
- Vehículo de sustitución: aunque normalmente suele ser una cobertura opcional, gracias a este servicio el conductor puede disponer de un vehículo de alquiler equivalente al automóvil asegurado. Dado que el nuevo coche es susceptible de sufrir múltiples daños, un incendio o un robo, es interesante saber que la póliza ofrece una solución para no quedarse sin coche de forma temporal.
¿Es igual asegurar un coche nuevo que uno usado?
Los propietarios de vehículos nuevos suelen decantarse por pólizas a todo riesgo, ya sean con o sin franquicia, por el mayor nivel de protección que ofrecen. Además, cuando se trata de un coche recién adquirido, las aseguradoras garantizan un valor indemnizable equivalente al valor de nuevo en caso de siniestro.
A diferencia de ello, en los coches con una cierta antigüedad se suelen elegir pólizas a terceros, básicas o ampliadas. A medida que van transcurriendo años, el vehículo pierde valor y no es necesario contar con la misma protección que en el supuesto de los modelos más nuevos. Asimismo, en caso de sufrir un incidente, es menos probable que la compañía ofrezca una indemnización. En su lugar, el coche suele ser declarado siniestro total como consecuencia de adaptar la compensación a su valor.