Una bonificación es el descuento que aplica una compañía de seguros sobre su tarifa base en función del índice de siniestralidad del asegurado. Con este sistema las aseguradoras buscan ajustar sus pólizas según las características y el grado de riesgo del cliente, pudiendo modificar en gran medida el contrato final. Es decir, aquellos que tengan menos accidentes, pagan menos, y los que tengan más, pagan más.
En el momento de contratar un nuevo seguro de coche, las compañías aseguradoras buscan qué tipo de partes ha dado el cliente, si han sido muchos, cuándo ha sido el último o si dispone de todos los puntos del carnet de conducir. Pero, ¿cómo pueden saberlo?
Fichero SINCO: todo sobre los conductores
Para saber si un conductor es bueno o no al volante, existe el fichero SINCO, donde cada compañía aporta los datos de los accidentes de los conductores y consulta los que necesite.
Así, si acudimos en busca de una póliza nueva, el seguro sólo tendrá que introducir nuestro DNI, el número de póliza anterior y la matrícula del coche en el fichero y, al instante, recibirá toda nuestra información como conductores.
Sistema bonus-malus
Una vez que la compañía tiene todos nuestros datos, aplicará la fórmula bonus-malus, el sistema más habitual de bonificaciones. A partir de una tarifa base o neutra (para la mayoría de conductores), se designará el bonus a los buenos conductores y el malus a los que no lo son tanto, en cuyo caso se efectuarán penalizaciones en la tarifa base a pagar.
Las bonificaciones se suelen expresar en porcentaje, con escalones que van de cinco en cinco o de diez en diez puntos porcentuales. Es decir, cada año que pase sin que demos un parte, la póliza nos costará un cinco o hasta un veinte por ciento menos, en cambio si damos partes en los que aparecemos como responsables del siniestro, tendremos recargos en la tarifa base.
Bonificación de conductores “buenos”
El tope máximo en bonificaciones se suele situar entre el 40 y 60 por ciento, aunque depende de la compañía. MAPFRE, por ejemplo, ofrece hasta un 60 por ciento de bonificación, una cifra que no se verá reducida mientras el coste del parte no supere el límite establecido. Además, la compañía respeta las bonificaciones que tuviera el conductor en su anterior seguro.
Conviene prestar atención al número de años que se necesitan para alcanzar la bonificación máxima. Puede ser que el beneficio sea imposible de disfrutar por la cantidad de años que, en determinada compañía, hacen falta para llegar al máximo. Las hay desde que en cinco o seis años permiten llegar a la bonificación máxima y otras que obligan a esperar doce años.
También hay que tener en cuenta que estos descuentos se aplican sobre determinadas coberturas, por lo que conviene estudiar bien las posibilidades. Si ésta solo se aplica en la de incendio, que es la más barata, por muy alta que sea la bonificación máxima poco vamos a notar. Lo interesante es que se aplique en coberturas más caras de contratar, aunque la bonificación máxima sea menor.
El definitiva, se trata de buscar bonificaciones máximas altas, siempre y cuando el tiempo para alcanzarlas no sea muy largo o que las coberturas en las que se apliquen sean provechosas.