¿Te imaginas desplazarte en coche mientras contemplas relajadamente el paisaje o ves tu serie favorita? Aunque esto nos haga pensar que se trata de comportamientos temerarios, el futuro ya ha llegado y los coches autónomos permiten hacer este tipo de cosas mientras el conductor se desplaza de un punto a otro.
A pesar de que aún queda bastante tiempo para que veamos por las carreteras y ciudades coches que se conducen solos, hoy en día ya es bastante habitual que los nuevos modelos realicen funciones semiautónomas, como por ejemplo el aparcamiento automático. Los coches autónomos son capaces de adaptar la conducción a las diferentes circunstancias de la vía (límites de velocidad, otros vehículos, condiciones climatológicas, etc.), por lo que la actuación del conductor únicamente se limita a indicar la dirección a la que quiere dirigirse.
Según datos de la DGT, el 90% de los accidentes de tráfico se producen por errores humanos, por lo que teniendo en cuenta esto, cabe esperar que con los coches autónomos, la tasa de siniestralidad se reduzca hasta niveles mínimos. Así, la prima del seguro de un coche autónomo se reduciría como consecuencia del menor número de accidentes derivados del uso de las nuevas tecnologías en el vehículo.
¿Cómo influye la autonomía en los seguros de coche?
Cuando los coches autónomos estén totalmente implantados, los seguros de coche tendrán que adaptarse a la nueva situación y ofrecer a sus clientes otros servicios y prestaciones que se amolden al nuevo modelo de conducción, donde todos los ocupantes del coche se consideran pasajeros, incluido el conductor.
Los seguros de coche autónomo, además de tomar en consideración la reducción de siniestros e infracciones que pueden ocurrir, también deben incluir en sus pólizas las modificaciones necesarias respecto a la responsabilidad civil. Dado que la figura del conductor no existe como tal en este tipo de coches, la aseguradora tiene que delimitar sobre quién recaerá la responsabilidad en caso de accidente. En estos supuestos, será el fabricante del vehículo, así como la marca del equipo tecnológico (software, GPS, etc.), quienes respondan sobre el incidente.
A pesar de ello, el propietario del coche también tendrá una parte de responsabilidad y para esclarecer los hechos, será necesario analizar si la persona iba conduciendo o si lo hacía el coche de forma automática. Al igual que sucede ahora con los coches tradicionales, analizar las circunstancias que han provocado el siniestro seguirá siendo clave para determinar quién es el responsable.
La reinvención de las compañías aseguradoras a la hora de ofrecer un seguro de coche autónomo también pasa por valorar los costes de reparación que tendrán las diferentes partes mecánicas y tecnológicas de estos vehículos. Del mismo modo, en este tipo de pólizas es preciso revisar ciertas coberturas ya existentes para adaptarlas a los coches autónomos, como pueden ser la asistencia en viaje o las revisiones del automóvil.