Las principales unidades de enterramiento actuales son el nicho, la tumba y el columbario. En los tres casos se tratan de espacios o lugares que sirven para contener los cuerpos o restos de personas fallecidas, por lo general, son de titularidad pública municipal, su uso depende de concesiones administrativas, por lo que hay que pagar para obtener derecho de ocupación. Sin embargo, existen principales diferencias entre un nicho, una tumba y un columbario.
El columbario es de uso exclusivo para cenizas, es decir, entre las principales diferencias entre un nicho, una tumba y un columbario esta es la más importante respecto a este último. El columbario solo puede usarse para depositar urnas incinerarías tanto por su capacidad –son espacios pequeños- como por las condiciones de conservación.
La tumba y el nicho, por su parte, comparten una gran cantidad de similitudes. Para empezar ambas unidades de enterramiento, son aptas tanto para cuerpos, como féretros, restos incinerados –cenizas- o restos de fallecidos.
La gran diferencia es que el nicho no está excavado en la tierra, sino que es una cavidad abierta en un muro o estructura de cemento que acoge el féretro y se sella por delante. En general, son de ocupación individual por lo que sus medidas responden a las de un ataúd común.
La tumba, por su parte, responde a la forma más tradicional de enterramiento, se trata de un espacio escavado en la tierra, en el suelo. Generalmente puede acoger más de un cadáver, que se van situando de mayor a menor profundidad.
Existen, además, principales diferencias entre un nicho, una tumba y un columbario en cuanto a precio y tiempo de ocupación. Aunque ello depende de ordenanzas y tarifas municipales, por lo que están en continuo cambio y varían de unos lugares a otros y se hace necesario informarse en el momento y lugar concreto.
Tanto el nicho o la tumba, como el columbario son coberturas habituales en toda póliza de seguro de decesos; lo que facilita al entorno más próximo al fallecido este doloroso trámite, sin mayores complicaciones ni preocupaciones. La compañía de seguros elegida se encarga asesorar e informar sobre las posibilidades, además en correr con los gastos, lo que resulta sumamente tranquilizador y cómodo para los familiares del fallecido.