De hecho, esparcir las cenizas solas al entorno natural no implica ninguna consecuencia, así como cuando se utilizan urnas biodegradables. Sin embargo, en algunas ocasiones también se arrojan los recipientes de metal, plástico u otro material imperecedero con la consiguiente contaminación medioambiental que supone. Junto a ello, en ciertos casos también es posible que los restos del fallecido vayan acompañados de partículas nocivas que se desprenden durante el proceso de cremación si no se han seguido las pautas correctas.
¿Cuándo está prohibido tirar las cenizas de un difunto?
En el supuesto de iniciar este último trámite por cuenta propia, conviene tener en cuenta que es sumamente difícil conseguirlo. Una vez que se haya obtenido el permiso especial, hay que seguir las normas establecidas y que se basan sobre todo en utilizar un recipiente homologado que sea biodegradable en lugar de esparcir las cenizas directamente al agua o en una urna convencional. El incumplimiento de esta disposición, ya sea en el mar o en otro lugar del entorno natural, se considera un delito grave contra el medio ambiente.
Además de ello, también está prohibido tirar las cenizas de un difunto o dejar la urna en otros espacios que se consideren públicos sin contar con el pertinente permiso. Tanto en unos casos como en otros, quienes infrinjan esta norma pueden enfrentarse a multas de hasta 750 euros. La cantidad puede variar de una comunidad autónoma a otra, ya que en cada región aplica una normativa diferente.
Problemática de tirar las cenizas
En la actualidad, la legislación local es bastante estricta en este sentido, por lo que es importante informarse previamente sobre los pasos que se deben seguir en cada lugar para realizar este acto. La protección del medio ambiente es una prioridad y debido a ello, se establecen altos niveles de precaución a la hora de gestionar las cenizas de alguien por la contaminación que puede generar.
Si la cremación se realiza en unas condiciones óptimas, las cenizas no tienen que suponer ningún problema. Esto significa que los filtros deben adecuarse a la normativa vigente, así como considerar algunos restos que al ser quemados son altamente dañinos para el planeta, como por ejemplo la pintura que recubre los ataúdes.
Es cierto que cada vez más se van adoptando medidas responsables al respecto, entre las que destacan la creciente utilización de recipientes biodegradables o la habilitación de algunos espacios por parte de las administraciones locales para que las familias puedan acudir a depositar las cenizas y cumplir la última voluntad de sus seres queridos.