Ante todo, debemos conocer algunos conceptos relacionados con este problema. Las temidas grietas y las fisuras pueden aparecer en cualquier momento y lugar: en fachadas, escaleras, tabiques, muros exteriores, etc., y con diversa orientación: vertical, horizontal, diagonal, paralelas, etc.
Sus causas son diversas y, en general, pueden aparecer por dilataciones, humedades, mala calidad de los materiales, inadecuada aplicación de revestimientos, errores que se pueden cometer tanto en el proyecto como en la ejecución del mismo, etc. Una de las causas más frecuente es por asentamiento del propio edificio. Hay que tener presente que durante los primeros diez años de la vida de un edificio es bastante normal que aparezcan pequeñas grietas o fisuras en diversas partes del mismo, debidas a su asentamiento en el terreno.
En cualquier caso, la aparición de grietas o fisuras son indicio de una anomalía y es necesario ser un experto para identificarlas correctamente, saber qué tipo de problema implica y qué medidas hay que tomar para solucionarlo.
Grietas en la pared: ¿cómo identificarlas?
En una primera observación que, en muchos casos, podemos hacer nosotros mismos, lo primero es saber distinguir qué es una fisura y qué una grieta. Una fisura es una pequeña raja que aparece en los materiales de revestimiento de fachadas, paredes y tabiques, como son el cemento, el yeso o la pintura. Su anchura debe ser mínima, como una venita o un pelo, y aparecen, generalmente, por un mal enfoscado, por tender con yeso muerto, por pintura mal aplicada, etc. No son preocupantes para la estabilidad de la estructura. Se reparan picando el revestimiento y dando uno nuevo.
Una grieta es algo más serio. Se trata de una abertura profunda que aparece en un muro –en este caso hablamos del de fábrica de ladrillo– y que llega a atravesar todo el espesor del mismo. Pueden generarla, además de las causas antes mencionadas, las vibraciones del suelo, movimientos de tierras, etc.
Las grietas que más deberían preocuparnos y que nos obligarían a tomar medidas con rapidez, serían aquellas que se cruzan; aquellas por las que se pueda introducir un lápiz; las que atraviesen totalmente el muro; las que tienen orientación diagonal respecto al suelo y con forma de escalera.
En cualquier caso, determinar la importancia o el peligro de una grieta no está al alcance de todo el mundo. Por eso, es recomendable, tanto para su diagnóstico como para su tratamiento, acudir a un experto –el arquitecto técnico– ya que hay que tener en cuenta medidas de calibración, dilatación, los pesos de las estructuras y demás componentes de la edificación, para determinar el alcance que pueda tener el problema y adoptar las medidas adecuadas para su solución.
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Qué hacer si hay grietas en la pared
Si la vivienda es parte de un bloque, es conveniente ponerse en contacto con el presidente de la comunidad y con los vecinos más cercanos, para comprobar si se trata de un caso aislado o, por el contrario, se está produciendo también en otras viviendas.
En ocasiones, el nerviosismo que provoca ver aparecer grietas en la pared hace que se cometan algunos errores. Uno muy frecuente es tratar de taparlas o repararlas con algún tipo de enlucido, plaste o masilla. Esto no se debe hacer porque perjudica el examen y la valoración posterior por parte de un experto. Es mejor no tocarlas.
Lo que sí se puede hacer, es observar su formación y evolución. Por ejemplo, su recorrido, si va en diagonal, vertical u horizontal; su dibujo, si es una línea continua o escalonada y si es una sola o varias, más o menos paralelas; si sus extremos son visibles y tienen aspecto de ser recientes; si sus bordes están bien definidos o desgastados; si su interior está limpio o hay material disgregado y suciedad.
Esta observación no debe limitarse, exclusivamente, a mirar. Lleva implícita la realización de una serie de operaciones para un mejor análisis del problema. Por eso, hay que anotar y fechar todas las observaciones que se vayan realizando a lo largo del tiempo.
Por ejemplo, en un primer momento, podemos hacer las siguientes operaciones: medir la longitud de la grieta marcando sus extremos con lápiz; medir el grosor o grado de abertura de la grieta; poner un testigo de escayola y observar si se fisura; anotar si se escuchan crujidos, vibraciones, etc. Posteriormente, al cabo de un tiempo, repetir la operación y observar si ha habido algún cambio en cuanto a tamaño o grosor de la grieta y efectuar las anotaciones correspondientes. Todas éstas le serán de mucha ayuda al experto para diagnosticar mejor el problema y tomar las medidas más convenientes.
Las grietas en muros de carga, de hormigón, o en pilares, es un asunto mucho más grave y complejo para el que se requiere la atención inmediata de expertos.
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