Como su propio nombre indica, un calambre es precisamente lo que se siente cuando se tiene uno. Aunque este tipo de contracciones puede atacar a cualquier persona simplemente por realizar un determinado movimiento, es mucho más común entre los deportistas.
Los motivos que originan la aparición de los calambres son múltiples, aunque destacan los siguientes: deshidratación, realizar un esfuerzo excesivo, estar en baja forma, sudar en exceso que implica la pérdida de electrolitos, no realizar estiramientos después del ejercicio, etc.
Cómo curar un calambre
- La primera recomendación que se debe seguir cuando se sufre un calambre es parar el ejercicio físico que estemos realizando.
- El estiramiento es la mejor solución para reducir los calambres. Se trata de extender el músculo en el que se haya notado el espasmo hasta que esta sensación desaparezca.
- Realizar un masaje suave sobre el músculo también ayudará a aliviar la contracción que se haya producido en el mismo.
- Una vez que ya ha pasado el efecto más fuerte, es recomendable caminar un poco de forma relajada para que el músculo vaya recuperando la normalidad.
- Si el calambre aparece cuando estamos en casa, podemos aplicar hielo sobre la parte afectada. De esta forma, se reduce el flujo sanguíneo, lo que ayuda a relajar el músculo.
Cómo evitar calambres antes de hacer ejercicio
- Para evitar los calambres es conveniente practicar deporte de forma progresiva para que el cuerpo pueda acostumbrarse al incremento de intensidad.
- Llevar el equipamiento adecuado también es sumamente importante si no queremos sufrir calambres durante el entrenamiento.
- Siempre es necesario estirar después de practicar cualquier actividad física. Esta práctica, además de evitar la aparición de calambres, también reduce las posibilidades de padecer alguna lesión.
- Dormir las horas necesarias ayuda a que los músculos y todo el cuerpo en general se relajen, reduciendo así los calambres durante el día.
- Quizá sea aconsejable comprobar si la forma de practicar deporte es la adecuada o si debemos mejorarla en algún aspecto. En ocasiones, ésta puede ser la causa de la aparición de calambres porque los músculos tienen que hacer un mayor esfuerzo.
Cómo evitar los calambres a través de la alimentación
- Es primordial hidratarse adecuadamente a través de agua o de cualquier otra bebida que permita mantener el nivel de electrolitos apropiado. Hay que prestar una especial atención a la hidratación sobre todo cuando se practica deporte en zonas húmedas o con temperaturas demasiado altas, ya que el sudor conlleva que se pierda más cantidad de estas sustancias.
- Los alimentos ricos en vitaminas y minerales reducen los calambres. Llevando una dieta sana y equilibrada a base de frutas, verduras y cereales conseguiremos poner freno a estos molestos espasmos.
- Una alimentación donde el magnesio y el potasio tengan un alto protagonismo ayudará a realizar deporte sin que los músculos sufran calambres. Estos componentes se pueden encontrar en los plátanos, los aguacates, los frutos secos, las legumbres o la avena.
- Tomar alimentos ricos en vitamina E como, por ejemplo, el aceite de germen de trigo, los arándanos, aceite de almendras, semillas de girasol, etc.
- Para conseguir que el riego sanguíneo circule de forma adecuada es importante dejar a un lado los alimentos con alto contenido en grasas, sobre todo si son de origen animal.
En el caso de que los calambres sean demasiado frecuentes y no disminuyan siguiendo estos consejos, es recomendable acudir al médico para que valore esta anomalía y ofrezca el tratamiento adecuado.