La prioridad de cualquier empresa debe ser evitar los accidentes laborales. Para ello, una de las bases es el cumplimiento de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, cuyo objeto es “promover la seguridad y la salud de los trabajadores mediante la aplicación de medidas y el desarrollo de las actividades necesarias para la prevención de riesgos derivados del trabajo”. Todos los empleados deben recibir una formación adecuada para entender de qué forma han de desempeñar su función sin exponerse a riesgos potenciales. No obstante, en la actualidad algunas empresas no cumplen con esta obligación y aunque no sea así, los siniestros en el ámbito laboral siguen estando a la orden del día.
Un accidente de trabajo tiene lugar cuando un trabajador sufre alguna lesión física o psíquica como consecuencia del desarrollo de su labor, ya sea durante la jornada laboral como en el trayecto al puesto de trabajo o a casa. Estos daños pueden ser temporales o permanentes, e incluso causar la muerte en los casos más graves. Para que tenga tal consideración es preciso que exista una relación directa entre la lesión y la ocupación.
¿Cuándo no se considera accidente laboral?
Existen algunos casos en los que la empresa no se hace responsable del accidente laboral, incluso cuando tiene lugar durante el desarrollo del trabajo. Estas excepciones hacen referencia a cuando las lesiones no son causadas de forma externa y ajena a la intencionalidad del empleado.
Esto significa que los siniestros que sean consecuencia de una imprudencia del trabajador, por haber actuado con dolo o sin seguir las medidas de seguridad correspondientes no quedan cubiertos por la compañía. Cabe destacar que esta exención de responsabilidad también puede darse cuando se trate de una eventualidad derivada de fuerza mayor que no se puede prever ni evitar.
Por otro lado, se suelen descartar como accidentes de trabajo, los infartos, trombosis, hemorragias cerebrales o similares enfermedades cuando no están relacionadas con el trabajo como tal.
¿Cuándo se recibe indemnización?
Si un trabajador sufre un accidente laboral, entre sus derechos se encuentran exigir una indemnización económica a la empresa por los daños padecidos. Hay que tener en cuenta que todos los trabajadores, tanto autónomos como por cuenta ajena, cotizan a la Seguridad Social para acceder a la asistencia sanitaria, pero además de ello, las compañías deben contar con un seguro obligatorio a través de una mutua de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales que se encarga de pagar las prestaciones económicas a los trabajadores en estos casos.
Además de ello, también existe el seguro de responsabilidad civil patronal que está diseñado para indemnizar por daños y perjuicios al trabajador que ha sufrido un accidente laboral cuando la empresa sea la responsable. Entre los diferentes aspectos que debe cubrir la compañía se encuentran las lesiones físicas o psicológicas ocasionadas, los daños materiales que hayan tenido lugar en sus bienes o la diferencia de ingresos entre su sueldo habitual y la prestación de la mutua, entre otros.
Es interesante destacar que la empresa también puede asumir otra serie de responsabilidades, como la administrativa o la penal. En el primer caso, lo más común es que después de un accidente de trabajo se inicie un procedimiento administrativo sancionador por parte de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social. Por otro lado, puede darse el caso de que el empleador haya incurrido en algún delito del Código Penal y también se incoe el procedimiento que corresponda.