Si las situaciones climatológicas adversas son peligrosas para los coches, usar una moto con mal tiempo es aún mucho más arriesgado. Cuando llueve, hiela o el viento azota fuertemente, la estabilidad y la adherencia al asfalto se reduce de forma considerable. Ya que el punto de contacto con el suelo es mínimo en el caso de las motocicletas, circular bajo estas circunstancias incrementa el riesgo de sufrir una caída o un accidente.
Sin embargo, cuando se opta por continuar conduciendo en moto a pesar de la nieve, el aire o la lluvia, es crucial extremar las precauciones y realizar un mantenimiento preventivo para saber si el vehículo se encuentra en perfecto estado, sobre todo los neumáticos para conseguir un buen agarre al suelo y los frenos para reducir la velocidad en caso de emergencia sin ningún contratiempo.
No hay que olvidar que la última decisión sobre si conducir una moto en invierno o dejarla aparcada depende de uno mismo. No hace falta ser un experto para determinar que la circulación a través de este medio de transporte es más complicada durante los meses de frío que en verano, por lo que el límite personal puede variar según la pericia manejando el manillar y el modelo de motocicleta.
¿Qué peligros aparecen al usar una moto con mal tiempo?
- Durante la época invernal, no es necesario que llueva o nieve para que el asfalto esté húmedo. Las bajas temperaturas continuadas contribuyen a este estado que reduce enormemente la adherencia de las ruedas al suelo. Además de arriesgarse a perder el control de la motocicleta, la distancia de frenado también se incrementa, obligando a que sea necesario conducir de una forma más suave y mantener una distancia de seguridad con el vehículo que precede aún mayor.
- Habitualmente se suele asociar el fenómeno del aquaplaning a los vehículos de 4 ruedas, aunque en el caso de las motos también puede ocurrir. En la práctica, salvar esta dificultad es mucho más complicado sobre dos ruedas, pero en ningún momento hay que perder la calma y se debe intentar realizar las maniobras del modo más suave posible. Esto se traduce en evitar los movimientos bruscos, así como frenar de golpe o dejar de acelerar en el momento.
- Las primeras gotas de lluvia o la nieve cuando se empieza a descongelar convierten las calles en una auténtica pista de patinaje, sobre todo los pasos de peatones, las alcantarillas y las rejillas del suelo. Sabiendo que estas zonas son muy resbaladizas, nada mejor que evitar pasar por encima y si no queda más remedio, es aconsejable hacerlo con las ruedas totalmente en vertical y manteniendo la velocidad.
- Es importante seguir ciertos consejos para conducir en invierno, y otoño, no solo cuando hace mal tiempo, ya que suele ser habitual que se formen placas de hielo. Por ello, hay que tener especial cuidado en las zonas de sombra ya que pueden albergar algún peligro escondido.
- La nieve es una situación climatológica realmente peligrosa, por lo que lo más sensato en estos casos es utilizar otro medio de transporte. Las caídas se suceden y aunque se tomen las medidas de precaución más extremas y la moto incorpore los elementos imprescindibles para viajar seguro, es bastante difícil evitarlo.
- Otro fenómeno del tiempo que causa graves molestias durante los desplazamientos en moto son las fuertes rachas de viento. En estos supuestos, la sensación de inestabilidad es muy peligrosa y para llegar al lugar de destino sin sufrir ningún percance, es primordial no inclinar demasiado la moto y reforzar el control después de realizar un adelantamiento, sobre todo a los camiones, además de contar con un seguro de moto que incluya asistencia en carretera en caso de accidente.