El Acuerdo de Schengen fue firmado en Luxemburgo, en 1985, y entró en vigor diez años más tarde. El Tratado de Schengen delimitaba un espacio común, el espacio de Schengen, por el cual toda persona que haya entrado regularmente por una de las fronteras exteriores o habite en uno de los países del acuerdo puede circular libremente.
La historia del territorio Schengen
El origen de Schengenland, o el territorio que abarcan los países del tratado, se remonta a los años ochenta. Esta década vio como surgía el debate sobre el significado de la libre circulación de las personas. Para algunos Estados miembros de la UE, la libre circulación debía ser reservada a los ciudadanos miembros, lo que significaba mantener los controles en las fronteras para distinguir entre ciudadanos europeos y de terceros países.
Otros, en cambio, abogaron por eliminar los controles fronterizos de sus países y establecer la libre circulación para todos. Así, Francia, Alemania, Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos firmaron en 1985 el Tratado de Schengen.
Con objeto de conciliar libertad y seguridad, se crearon medidas compensatorias para mejorar la cooperación y coordinación entre los servicios de policía y autoridades judiciales, con vistas en la lucha contra el crimen organizado. Fue así como surgió el Sistema de Información Schengen, una base de datos sofisticada que permite a las autoridades intercambiar datos sobre ciertas personas de interés.
Poco a poco, el resto de países de la Unión Europea se fue sumando al Tratado, e incluso llegaron países no-miembros. Desde el Tratado de Ámsterdam en 1999, se considera totalmente integrado en el marco institucional y jurídico de la UE.
¿Qué países forman parte del territorio Schengen?
Actualmente, existen 26 países del Tratado Schengen: Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Islandia, Italia, Letonia, Liechtenstein, Lituania, Luxemburgo, Malta, Noruega, Países Bajos, Polonia, Portugal, República Checa, Suecia y Suiza; aunque éste último votó restringir en 2014 el acceso de ciudadanos europeos en su territorio, lo que podría significar su exclusión del Tratado.
Reino Unido e Irlanda no forman parte del espacio Schengen pero sí participan en la cooperación policial y judicial, y no ponen trabas a los ciudadanos europeos que quieran entrar a su territorio. Bulgaria, Rumanía y Chipre no se han unido a Schengen todavía porque no cumplen los requisitos de seguridad establecidos. Finalmente, Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza no son miembros de la UE pero sí participan en Schengenland.
Aunque para moverse por un país del tratado a otro baste con el documento de identidad nacional, las autoridades recomiendan llevar aun así el pasaporte para evitar problemas en caso de urgencia.
Los ciudadanos y sus familias pueden establecer su residencia en cualquiera de estos países con total libertad. Y si alguno de los familiares no es originario de un país miembro, se beneficia del mismo derecho del ciudadano del que vaya acompañado, aunque necesite un visado para residir en el territorio.
Para los extranjeros no residentes hará falta un pasaporte válido y un visado Schengen, igual para todos los países miembros (facilitando así los trámites a la hora de pedir acceso). Para que se apruebe este visado, es necesario pagar un seguro que cubra gastos potenciales como repatriación, asistencia legal o asistencia médica.
Además, hay muchos países que no necesitan un visado para viajar tras los acuerdos a los que han llegado sus Gobiernos. Destacan Argentina, Perú, Colombia, México, Brasil, Australia, Canadá, Japón, Nueva Zelanda, Venezuela o Estados Unidos.
Si eres un ciudadano europeo, no es necesario llevar el pasaporte si viajes por Europa, pero si es recomendable hacerte un Seguro de Viajes MAPFRE, para estar preparado ante cualquier inconveniente.